Desde el inicio de este sexenio, el Conacyt de Elena Álvarez-Buylla ha intervenido en al menos cuatro procesos de designación de directores de centros públicos de investigación (CPI): el de Investigación en Óptica (CIO), el de Investigación Científica de Yucatán (CICY), el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). En dos de ellos, el CIO y el CIDE, Conacyt nombró a directores afines a Álvarez-Buylla a pesar de que ninguno tiene la aprobación de la comunidad. En los otros dos, el CICY y el INAOE, hubo denuncias ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) contra los directores previos que, finalmente, los obligaron a renunciar; eso fue favorable para la titular de Conacyt, pues le permitió –de nuevo– nombrar a directores afines a ella. Pero no sólo se trata de nombramientos, su administración también ha restringido los temas de investigación científica en los CPI y ha usado ciertas medidas –como la investigación por parte de la Fiscalía General de la República contra 31 científicos acusados de “crimen organizado”, las denuncias anónimas contra los directores y la recomendación por escrito de no criticar al Conacyt– para fomentar en los CPI una autocensura que se calla el disenso con el gobierno federal.
Empecemos por el Centro de Investigación en Óptica (CIO). Según Eric Rosas, investigador en esa disciplina, “[Álvarez-Buylla] detuvo irregularmente los procesos de auscultación para designar al titular del centro”. En septiembre de 2018, Álvarez-Buylla, quien aún no asumía la dirección de Conacyt, envió un oficio a Enrique Cabrero, el titular saliente, para solicitarle que se suspendieran todas las convocatorias abiertas que pudieran afectar y comprometer recursos presupuestales. En esos días el CIO estaba a la mitad del proceso de designación de su titular y ya se habían realizado procesos de auscultación. No obstante, ese mismo día Cabrero envió una carta a los miembros del CIO para comunicar que el interinato del director anterior se alargaría hasta la llegada de la nueva administración.
No se sabe a ciencia cierta quién habría sido el director del CIO si el proceso hubiera continuado su curso, pero su freno y reposición le permitió a Álvarez–Buylla nombrar a Rafael Espinosa Luna, investigador de ese centro. De acuerdo con dos investigadores del CIO, que pidieron mantenerse en el anonimato por temor a represalias, y con Eric Rosas, sucedió así pese a que el nuevo director no contaba con el apoyo de la comunidad de investigadores y a que no fue el candidato mejor evaluado en los procesos de auscultación. El 21 de marzo de 2019, al mes de haber sido nombrado director general, Espinosa Luna envió un correo a todos los miembros del centro: les comunicó que el CIO manifestaba “su institucionalidad, lealtad y apoyo incondicional a nuestra directora general [del Conacyt]” –aunque en el mismo correo comunica su apertura a posturas distintas “a título personal”.
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Fuente: Gatopardo