La propuesta de reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador no busca fortalecer las reglas y procedimientos electorales sino someter al Instituto Nacional Electoral (INE), lo que representa un riesgo para la democracia que hace más de 40 años se ha impulsado en México, alertan expertos.
La reforma política de 1977 representó un “parteaguas” en la vida política del país y un punto de partida hacia la transición democrática, pues a partir de ella se han impulsado las de 1986, 1989-90, 1993, 1994, 1996, 2007, 2008 y 2014. Sin embargo, la falta de credibilidad en los comicios ha permitido que prácticamente en cada sexenio se impulse una reforma político-electoral. Así ha sucedido en las administraciones de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari; tan solo con este último hubo tres.
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