De todas la violencias que se viven en México la pobreza y la desigualdad son las peores. No se explica que en la economía número trece del mundo vivan siete millones de personas cuyo ingreso para cubrir todas sus necesidades, incluido alimentarse, no rebasa los 19 pesos (1.2 dólares) por día.

“Es indignante, es inaceptable que millones de mexicanos aún padezcan hambre,” declaró Enrique Peña Nieto en su discurso de toma de posesión el 1 de diciembre de 2012.

Para enfrentar esta circunstancia ahí mismo instruyó a Rosario Robles, la secretaria de Desarrollo Social, para que pusiera en marcha la Cruzada Nacional Contra el Hambre.

Dos años después esta estrategia es todavía una obra en construcción y en más de un sentido se halla reprobada, según el Coneval, órgano del Estado mexicano responsable de evaluarla.

Ya pasaron las vacaciones navideñas y al tejado del Presidente no deja de lloverle: un informe publicado la semana pasada por esa institución asegura que la política social más importante de su gobierno hace agua por varios costados.

Este documento argumenta que el estado de la pobreza alimentaria en México podría ser idéntico al que había hace dos años.

Ahí se afirma que muchos de los programas de la Cruzada no logran llegar a las comunidades con mayor marginación y que cuando lo hacen muestran una calidad inadecuada.

No hay seguridad social en muchos de los municipios ubicados en las zonas prioritarias y nada se ha hecho para cambiar la situación. Donde sí se observa presencia destaca sin embargo una precaria calidad de los servicios.

Sólo funcionan bien y tienen cobertura aceptable aquellos programas que ya existían antes de diciembre de 2012: Adultos Mayores y Oportunidades (ahora Prospera).

Cabe destacar que dos de los objetivos centrales de la Cruzada han sido prácticamente abandonados: la estrategia no ha servido para crecer la producción y el ingreso de los campesinos que viven en los municipios más pobres; tampoco ha sido útil para combatir el desperdicio de los alimentos que se obtienen después de cada cosecha.

Reclama el Coneval la ausencia de políticas y proyectos productivos, así como el nulo acceso al crédito en las regiones supuestamente atendidas; éste es quizá el fracaso mayor de la Cruzada que encabeza la secretaria Robles Berlanga.

A lo anterior se suma una crisis de coordinación entre las 11 dependencias del gobierno federal involucradas, así como la ineptitud política para sumar a las autoridades estatales y municipales en el esfuerzo.

Dice el documento referido que a nivel federal encontró alineación (¿cooperación?) entre las secretarías de Desarrollo Social y Salud. En sentido contrario advierte que los intereses de otras dependencias, como por ejemplo la Sagarpa, se hallan a kilómetros luz de los propósitos de la Cruzada.

Sorprende por cierto en este texto el silencio que se guarda con respecto al desempeño de la Secretaría de Economía; una dependencia que no da color en prácticamente nada de lo que emprende.

A la incapacidad para colaborar dentro de la Federación se suma el desinterés del poder local: observando lo que sucede en Oaxaca, Chiapas, el Estado de México y Baja California, el Coneval afirma que “no existe evidencia clara de que los actores locales tengan incentivos para darle prioridad a las actividades de la Cruzada.”

Repite prácticamente la misma afirmación cuando se valora a los municipios y su vinculación con los Comités Comunitarios creados por la Sedeso: “no hay procesos sólidos de coordinación” y es que tales instancias ciudadanas fueron creadas al margen de la autoridad del municipio.

Remata la evaluación concluyendo que la coherencia ha fallado también para planear y presupuestar de manera integral con respecto al conjunto de programas y líneas de acción que son parte de la Cruzada Nacional contra el Hambre. En otras palabras, ni siquiera en materia de dineros hay conexión entre objetivos.

Después de leer el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2014 el presidente Enrique Peña Nieto debería exigir más de una renuncia. Todo indica sin embargo que los cambios en el gabinete no sucederán hasta diciembre de 2018.

ZOOM: ¿Si esta estrategia no está dando resultados en el combate contra la pobreza alimentaria, será que —como algunos malpensados anunciaron— sólo tuvo desde el origen propósitos electorales?

Para responder a la pregunta habrá que seguirle la pista a los Comités Comunitarios mencionados, de aquí a julio de 2015.

Fuente: El Universal