Pareciera claro, en la Introducción de la Declaración de Moscú de la INTOSAI en septiembre 2019, asegura que si las Entidades de Fiscalización Superior (EFS) son capaces de aplicar nuevos enfoques se asegurará su valor y beneficio. Por lo tanto “Se alienta EFS a formar a los auditores del futuro capaces de utilizar el análisis de datos, las herramientas de inteligencia artificial y los métodos cualitativos avanzados”. Después en octubre 2020 se celebró el IX Congreso Nacional de la Auditoría en el Sector Público (CNASP) en España, su lema “La Administración Digital: un reto para la gestión y la auditoría del sector público”. Proponiendo una nueva Auditoría Pública digital, que evoque la necesidad urgente de introducir un cambio digital en la auditoría que se realiza sobre todo en los entes del sector público español.

Un mes antes se anunciaba en importante blog de fiscalización la participación de una estrella, un experto en el uso de la tecnología para el control público, que advirtió “la necesidad de adaptarse al nuevo entorno digital para que el auditor público desempeñe un papel estratégico en nuestra sociedad, en caso contrario, caerá en la irrelevancia más absoluta” (Los auditores adelantan que es una barbaridad, fiscalizacion.es, 22/09/2020).

Y  un mes después en la Facultad de Derecho de la UNAM se ha llevó a cabo un Foro entre el titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y expertos de la comunidad universitaria acerca de La Fiscalización Superior en México, abordando la iniciativa de reforma a la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas para llevar a cabo auditorías digitales. Además, el Auditor Superior dijo que la labor llevada a cabo por la Auditoría (ASF) no ha tenido el alcance que podría tener, debido a la falta de consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción.

Así, la idea de que el futuro de la fiscalización se encuentra en la digitalización se acepta de inmediato en el mundo de la fiscalización. Y en las Entidades de Fiscalización Superior (EFS) se convierte en faro, en guía de su narrativa que pondera y justifica tal actualización, en un intento de distanciarse de lo anacrónico y anticuado. Y ante la advertencia: si no se adaptan al nuevo entorno digital caerá su fiscalización en la irrelevancia.

De la Declaración de Lima a la Declaración de Moscú se detecta un salto conceptual que no se ha analizado, derivado de este afán de mirar hacia el futuro pero no hacia el pasado de la fiscalización.

¿Dónde ha quedado la afirmación que las EFS sólo pueden cumplir sus funciones si son independientes de la institución controlada y se hallan protegidas contra influencias exteriores?

Del control se ha pasado a la colaboración. Al reconocer en la Declaración de Moscú que la independencia en las EFS es condición previa para una contribución eficaz a la rendición de cuentas. Pero, ¿cómo contribuir o colaborar con la rendición de cuentas?

Si en la INTOSAI y las EFS no surge análisis o evaluación acerca de los avances o retrocesos en cuanto a su independencia y su regulación por la Constitución (Principio de la Declaración de Lima). Y sí antes no se determina, qué es la rendición de cuentas “Debido posiblemente a su relativa novedad, la rendición de cuentas circula en la discusión pública como un concepto poco explorado, con un significado evasivo, límites borrosos y una estructura interna confusa” (¿Qué es la rendición de cuentas? A. Schedler, cuadernos de transparencia 03, Ifai).

Y no, no se puede contribuir o colaborar con otra idea o sistema cuando el modelo de fiscalización no aclara ni define, sí la auditoría es gubernamental o pública, o ambas. Sí sus nociones básicas, tales como: la independencia, objetividad y método permanecen en la vaguedad. Sí no se fundamenta el paso del procedimiento de muestreo a utilizar métodos cualitativos avanzados, sobre todo cuando éstos quedan en la indefinición?

O, ¿cuándo se pasó de la importancia en las EFS de suscitar credibilidad y confianza a contribuir a la rendición de cuentas? Sí, ¿cuándo las EFS recuperaron la credibilidad y confianza de la ciudadanía?

Porque cinco años atrás, Carlos Mas, presidente PwC España, afirmó “El futuro de la auditoría pasa por reforzar el papel del auditor como generador de confianza” (La auditoría del futuro y el futuro de la auditoría, PwC España, 2014).

Más la Declaración de Moscú ha dado por supuesto que se ha recuperado la confianza. Ahora “Las EFS pueden reforzar el valor de la auditoría pública” (punto 3).

¿Cuál valor? Sí la INTOSAI a través de sus Declaraciones realiza saltos conceptuales sin analizarlos ni demostrarlos, estableciendo enunciados faltos de rigor. Por ello, la auditoría y fiscalización permanecen también en límites borrosos y confusos. Antes se pretendió que con la incorporación de los principios de la eficiencia y eficacia en la Administración Pública, y sobre todo, en la Fiscalización resolviera la situación. Pero no fue suficiente, y se acudió a la ética, y la INTOSAI y todas las EFS aprobaron sus respectivos Códigos de Ética, más han terminado como adornos. Y ahora se apela a construir una auditoría digital, tal si fuera la panacea.

La historia de la fiscalización hasta nuestros días ha estado en la búsqueda de soluciones externas, cuando su problemática es interna. Desde la Declaración de Lima a la Declaración de Moscú la INTOSAI y las EFS han carecido de la capacidad de revisar su pasado, pero también su presente.

Y en México se ha creado recientemente el Instituto de Investigación en Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción. Lo que demuestra que la fiscalización no es motivo de investigación, se da por supuesto su coherencia conceptual y profesionalidad.

Luego, ¿cómo ir hacia el futuro de la nueva auditoría digital o cómo ir hacia un debate de la rendición de cuentas y corrupción? Sí la auditoría y fiscalización no se consideran parte del problema, aunado a la situación de crisis sanitaria y económica que ha cambiado el entorno público. Y entonces, tal parece que a los responsables no les importa en qué dirección se encuentra el futuro de la Fiscalización.

Mario Alberto Gómez Maldonado