Hace trece años, Luis Muñoz Garde, Presidente de la Cámara de Comptos de Navarra (Entidad de Fiscalización Superior en España) propuso “Abrir nuestras sedes abiertas al ciudadano, con jornadas de puertas abiertas y programas de visitas de colectivos interesados, también simboliza una actitud positiva, un deseo de apertura, de transparencia, exigible a todas las instituciones y más si cabe a estas” (El control externo: parlamento y opinión pública, revista Auditoría Pública, número 42, julio 2007, p. 14). Sin embargo, en la actualidad las Entidades de Fiscalización Superior (EFS) permanecen en un campo impenetrable para la ciudadanía.
Ante ello se requiere ir hacia una discusión auténtica de la fiscalización y participación ciudadana, tal como ha sido el objetivo del reciente Seminario Internacional de Participación Ciudadana y Fiscalización, que pretendió “discutir sobre las formas de fortalecer el rol de la sociedad civil, desde la perspectiva de que la ciudadanía pueda aportar insumos valiosos para la fiscalización”. Pero discutir es confrontar ideas o desacuerdos u oposiciones en relación con la fiscalización y participación ciudadana. Y al poner como punto de partida el informe “Indicadores para la medición del impacto de la participación ciudadana en las EFS” de la OLACEFS se han equivocado en la ruta a seguir al aceptar como verdaderas las aseveraciones siguientes:
- “Las EFS reafirmen su convicción en la senda de apertura a la sociedad civil”. No, las Entidades de Fiscalización Superior carecen de tal convicción. Derivado de su cerrazón no solamente con la ciudadanía sino como ambiente ‘normal’ en su interior. Por ello su falta de entendimiento hacia los fenómenos económicos y sociales, y sobre todo, a la política. Pareciera que distanciarse discursivamente de la política les otorgará inmunidad a su influencia, cuando en el fondo la fiscalización es determinada por la política. Y esto explica que después de más de cuarenta años la Declaración de Lima, cuyo propósito esencial fue defender la independencia de la auditoría en la administración pública sea solamente una aspiración sin proyecto para su concreción.
- “Se ha evidenciado que el mandato de transparencia de las EFS ha pasado de ser un principio a convertirse en un ejercicio regular. Hoy las EFS publican sus informes, documentos normativos, estructuras institucionales…”. No, transparentar va más allá de publicar informes o de mostrar que las cifras cuadran, cuando no se justifica la falta de investigación (aún con indicios o evidencias que son públicas) sobre ejercicios indebidos del servicio público o riquezas inexplicables de servidores públicos, u otros delitos. Tampoco transparentar es publicar la normatividad sino se aclara la confusión entre método y procedimiento; o porqué los principios que rigen a la fiscalización y a la administración pública se han convertido en letra muerta; o, ¿por qué los auditores y las EFS se han dedicado a repetir normatividades sin ejercer la crítica y reflexión?
- “En líneas generales, existe consenso en que las prácticas de participación refieren a mecanismos que aspiran a implicar a la ciudadanía y a las organizaciones de la sociedad en los diversos aspectos relativos a la fiscalización pública que realizan las EFS”. No, es una afirmación falaz que exista consenso en implicar a la ciudadanía en los procesos de auditoría. O, ¿cómo debe entenderse el silencio de las EFS ante la crítica?
Para que el Seminario Internacional brinde la oportunidad de conocer tanto a las EFS como a la ciudadanía lo que ocurre en materia de fiscalización resulta necesario mostrar los desacuerdos que pueden contribuir a mejorar la auditoría y fiscalización. Y el camino es ir hacia la discusión.
Mario Alberto Gómez Maldonado