Respeto mucho las iniciativas que desde la llamada sociedad civil organizada, he conocido en materia de transparencia; aunque no siempre coincida del todo con ellas.  Respetuosamente manifiesto esto último, aunque no siempre agrade o incluso, como suele ocurrir seguido, ni siquiera se considere mi postura.

Una de esas iniciativas es la que impulsan Fundar y Artículo 19 en México, denominada “Designaciones”, si no me equivoco, desde 2012. Cuyo hashtag pongo entre interrogantes en el título de nuestra reflexión de hoy, frente al proceso de designación de dos nuevos integrantes del Pleno del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, más conocido como “inai”, así con minúsculas, como está en su logo institucional; en el que estoy participando como aspirante a uno de esos dos espacios.

Escribo esto desde la autoobservación, que académicamente utilizó desde hace mucho; que consiste sencillamente en que formo parte del fenómeno social que estudio y del que me separo, abstrayéndome de él, para buscar una postura más o menos objetiva.

Pero decía que Fundar y Artículo 19, resumen el objetivo de “Designaciones” con el hashtag #SinCuotasNiCuates y enfatizan, desde su cuenta de Twitter que les “importa saber quién, cómo y por qué alguien es designada/o para un cargo público.”  Y con ese propósito, estos días están enfocados al proceso de designación en el inai, ya mencionado.

Por lo que vale la pena recordar que esa demanda convertida en etiqueta en redes sociales viene de la costumbre, nefasta hay que decirlo, de que los partidos políticos representados en los parlamentos que designan estos cargos; suelen repartirse el pastel.  Tratando de dar tajadas a todos, pero también donde el amiguismo o el compadrazgo son práctica corriente.

Pero, he dicho en otros momentos que tales “cuotas”, como resultado de la negociación de los grupos parlamentarios partidistas, no son tanto el problema, sino que se designe a gente que a todas luces no cumple con los requerimientos de experiencia y conocimiento del tema.  Es decir que finalmente dependiendo de la fuerza parlamentaria, o sea el número de votos que tiene cada partido, será evidente que el o los mayoritarios pueden optar por quien, según su programa, les parezca mejor.

No hay, considero, aspirantes impolutos, por el sólo hecho de que no estén afiliados a, o simpaticen con uno de esos partidos.  Si así fuera, Alonso Lujambio (+), por mencionar a alguien destacado, pro panista, nunca habría sido nombrado Consejero en el entonces Instituto Federal Electoral (IFE hoy INE) o como uno de los primeros comisionados del entonces IFAI.  De hecho si no hubiera tenido esa filiación partidista, pienso, difícilmente le habrían encomendado tan importante trabajo, durante el foxismo, como primer gobierno federal panista.

Y eso ocurre en todos los órganos garantes de la transparencia en las entidades federativas, aunque cada vez, quiero creer, menos.  Son designados ahí, desde incondicionales, como burdas cuotas, hasta verdaderos profesionales, comprometidos de verdad con el tema.

No fue raro entonces, para mí, ver cómo comisionados de Hidalgo, en 2012, presumían y hasta repartían en eventos en la materia, pulseras a favor de Peña Nieto.  Tampoco puede ser totalmente reprobable que al concluir sus encargos se coloquen en gobiernos afines a los partidos mayoritarios que los nombraron. O incluso sean candidatos a un cargo de representación popular por dichos partidos.  También, considero que hay que ser mesurados, si alguno de ellos en funciones, tuitean o postean en el feis, criticando al gobierno federal morenista o apoyando a un gobierno local de otro partido.

Lo que sí resulta lamentable es que se designe a “los cuates”, sólo por serlo.  El amiguismo y el compadrazgo como argumentos decisivos para ello sí debe combatirse de manera frontal.  La pregunta es cómo.  La respuesta, la da “Designaciones”: con mecanismos de evaluación transparentes y objetivos.

Por ello es que aún muchos ven como normal hacer looby, o sea cabildear con los legisladores, dicen de manera elegante.  La realidad es que algunos aspirantes se reúnen “en lo oscurito” con ellos, supongo que para solicitar su apoyo.

Cuando busque ser y finalmente fui comisionado del órgano garante en Tlaxcala un amigo me recomendaba (hoy lo hacen algunos nuevamente) “cabildear” con los diputados locales.  No lo hice desde luego y es muy probable que nadie me crea.  No lo haré tampoco esta vez.  Parto de que las tres senadoras por mi estado me conocen.  Con Ana Lilia Rivera de morena he incluso compartido luchas.  La ahora panista, Minerva Hernández sabe algo de mi trabajo político y académico. Y Beatriz Paredes, seguro tiene referencias mías, aunque parezcan tan lejanas que me trasladan a 1989 o 1991 cuando muy joven fui Regidor del Ayuntamiento de Zacatelco, Tlaxcala.

El próximo jueves 15 de octubre de las 13.21 a las 13:40, seré entrevistado por los senadores.  Ahí insistiré en que es necesario un nuevo rumbo para los Derechos de Acceso a la Información Pública y de Protección de Datos Personales.  El rumbo de su socialización, es decir que a mediano y largo plazo su ejercicio forme parte de la vida cotidiana de los mexicanos y ayude a tomar decisiones o resolver problemas individuales y colectivos.

Por: C. Cirio R.

Fuente: CONTRAOPACIDAD