“Con SwissLeaks, el juego ha terminado”. La frase, del director de asuntos tributarios de la OCDE, Pascal Saint-Amans, puede sonar demasiado lapidaria y optimista, pero el organismo internacional no ha dejado pasar la oportunidad este de enfatizar este martes la necesidad de mejorar el marco global de lucha contra la evasión de impuesto. Confía en que con la presión de la opinión pública al alza, tras sucesivos escándalos fiscales ligados a grandes fortunas y empresas —desde el de Liechtenstein en 2008 al que ahora ha desatado la investigación periodística a partir de datos de la conocida como lista Falciani—, fuerce a los Gobiernos más reticentes a adoptar los cambios normativos que abandera la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) por encargo del G20.

Cada año, los Estados dejan de recaudar miles de millones de euros por culpa de que los resquicios en los sistemas tributarios permiten a los defraudadores aprovechar las legislaciones más laxas en temas fiscales. Los datos revelados ahora por el consorcio internacional de periodistas de investigación, a partir de la información que se llevó el informático Hervé Falciani de una sola sede del banco HSBC de Suiza, muestran que más de 100.000 personas tenían cuentas en esta entidad de Ginebra por valor de unos 200.000 millones de dólares en una sola sede del banco.

Esta información ya fue analizada por las autoridades fiscales de algunos países europeos en 2010. En el caso español, la Agencia Tributaria concluyó que 659 de los 3.000 titulares de cuentas en HSBC habían aprovechado el secreto bancario que les brindaba la entidad suiza para defraudar…

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