Transparencia Internacional (TI) publicó en enero pasado el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI por sus siglas en ingles), que recoge la opinión que diversos organismos e instituciones tienen del sector público de cada país, clasificando a las 180 naciones analizadas de 0 a 100 según su sistema sea más o menos corrupto. Este índice se realiza desde 1995 y clasifica a las 180 naciones analizadas de 0 a 100, según su sistema sea más o menos corrupto.

TI centró su informe de 2020 en el impacto que la corrupción ha tenido en la gestión de la epidemia de coronavirus. Los países con niveles más altos de corrupción dedican menos recursos a la salud, lo que afecta los servicios públicos esenciales.

La corrupción en los servicios sanitarios documentada durante la pandemia incluye demandas irregulares de pago a pacientes, malversaciones de fondos, robos, ausentismo, inflación de precios, favoritismo y manipulación de datos.

Dinamarca (88), Nueva Zelanda (88) y Finlandia (85) son los países que salen mejor parados del estudio, un podio invariable desde 2012. En el lado contrario, Siria (14), Somalia (12) y Sudán del Sur (12) son los países con los índices de corrupción más elevados. La media mundial de este ranking es 43.

En América Latina, Venezuela (15), Haití (18) y Nicaragua (22) son los países donde la corrupción está más presente, mientras que Uruguay (71) y Chile (67) se mantienen desde 2012 como los mejores alumnos del continente. Guyana (41) y Ecuador (39) son los países latinoamericanos que más han mejorado su nota desde 2012, 13 y 7 puntos respectivamente.

En el caso de Venezuela, es el quinto país con el sistema más corrupto del mundo y su nota no deja de empeorar desde 2013. Esta nación perdió por la corrupción “al menos 5.000 millones de dólares en las últimas dos décadas, lo que afecta directamente a la salud de los venezolanos”, indicó a la AFP Luciana Torchiaro, responsable regional de TI para América Latina.

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Fuente:  El Universo