El escándalo reciente sobre el depósito injustificado de 430 mil pesos a las cuentas de cada uno de los Senadores de la bancada del PAN, propició que se reavivara la crítica recurrente sobre la opacidad que predomina en el manejo de recursos de los Grupos Parlamentarios del país. Una vez más, diversas voces se alzaron y se pronunciaron sobre la necesidad urgente de abrir la información a la ciudadanía. En un acto simbólico, cuatro senadores regresaron los recursos a su bancada, sin embargo, se requiere más que un hecho mediático para lograr rendición de cuentas en el país y más cuando se trata del Poder Legislativo.

En toda democracia, además de la función básica de representación, los parlamentos y congresos deben de cumplir con estándares de transparencia, accesibilidad, responsabilidad y eficacia. Así lo han exigido las más de 120 organizaciones pertenecientes a 75 países del mundo (http://www.openingparliament.org/organizations) que promueven la proactividad en la adopción de estándares básicos de transparencia y acceso a la información parlamentaria.

(http://openingparliament.s3.amazonaws.com/docs/declaration/1.0/spanish.pdf).

En el caso mexicano, en el último informe de la cuenta pública de la ASF se señaló la limitada rendición de cuentas de los recursos ejercidos por los grupos parlamentarios tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores (http://www.asf.gob.mx/Trans/Informes/IR2011i/Grupos/Gobierno/2011_0001_a.pdf)(http://www.asf.gob.mx/Trans/Informes/IR2011i/Grupos/Gobierno/2011_0002_a.pdf). Además, sólo en 2012, se asignó un presupuesto de 9 mil 500 millones de pesos para el funcionamiento de ambas cámaras. De este total, el 44.1% se destinó a servicios personales y los altos montos destinados al manejo de grupos parlamentarios escaparon a toda transparencia y rendición de cuentas.

En este contexto, resulta relevante el acuerdo firmado hace 15 días entre la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y Transparencia Mexicana. La organización socia de la red por la rendición de cuentas logró que la ALDF suscribiera un decálogo de acciones que constituyen el mínimo indispensable para una nueva relación entre los representantes del Distrito Federal y la ciudadanía volviéndose el primer congreso del país en suscribir un acuerdo de este tipo. (http://www.tm.org.mx/dinamicas-de-parlamento-abierto/). Tras este hecho, la senadora Laura Rojas del PAN promovió un punto de acuerdo en el que retoma el decálogo de TM y agrega otras acciones destinadas a la rendición de cuentas. En el contexto actual, el acuerdo entre la ALDF y TM podría generar un “efecto dominó” de apertura de información en los Congresos del país, lo cual sería el paso inicial para rendir cuentas. A nivel federal, fuera de algunos casos muy aislados, no existe el compromiso con una agenda que permita terminar con el uso y abuso de los recursos públicos por parte de los miembros que se dicen nuestros representantes en el Congreso y por ello, el abismo de la representación se acentúa cada día más. ¿Reaccionarán los legisladores ante la exigencia de abrir información y rendir cuentas? Sólo los acuerdos y las agendas podrán demostrarlo.