Por: Peter Winkel

Iniciativa Ciudadana para la Promoción de la Cultura del Diálogo, A.C

Hace tres años (octubre 2011) Sepp Blatter, el presidente de la FIFA, dijo que esta asociación es más transparente que el Comité Olímpico Internacional (COI). Sus duras críticas en contra del COI llegaron en un momento en que la comisión de ética del COI investigaba denuncias sobre posibles sobornos de dirigentes de la FIFA en la década de los noventas. Escándalos de corrupción y sobornos son temas recurrentes que afectan la credibilidad y legitimidad de dos instancias privadas con un enorme poder económico, influencia política y social y que logran movilizar a millones de personas en todo el mundo.

Además del escándalo de la elección de Qatar para organizar el Mundial en 2022, La semana pasada, el famoso ex jugador y presidente de honor de Bayern München, Franz Beckenbauer fue suspendido de cualquier actividad relacionada con el futbol por la FIFA en un periodo de noventa días por negarse a colaborar con una investigación de la comisión de ética respecto a la polémica votación de Qatar como sede del Mundial 2022. Dos días después de este anuncio, Beckenbauer se retractó y afirmó que siempre sí colaborará en la investigación.

En los últimos años también se han multiplicado las sospechas en el arbitraje, acusando el arreglo de los resultados de ciertos partidos por las cada vez más comunes apuestas. El New York Times publicó en mayo 2014 un extenso reportaje en el que se expusieron varias mafias de apuestas que habían influido en encuentros internacionales. En estos casos, los árbitros no son los únicos involucrados, también los jugadores, y en varias ocasiones, los equipos han sido sancionados.

No se puede subestimar la importancia de la FIFA y el peso que tiene en las esferas económicas, sociales y políticas. La FIFA es una organización no gubernamental sin fines de lucro y a la vez opera a nivel global y genera enormes ingresos. El deporte moviliza a millones de personas (atletas profesionales, amateurs y aficionados) que practican el deporte por razones de salud, para aprender el valor del “fair play” y desarrollar el respeto por los demás. En este sentido, clubes de futbol, federaciones nacionales y confederaciones tienen la gran responsabilidad de dar el ejemplo, de combatir la corrupción eficazmente y fomentar los valores del deporte. Su influencia se puede mostrar desde otro ángulo: la FIFA tiene más afiliados (208 asociaciones nacionales) que las Naciones Unidas (193 países soberanos).

De los 183 países soberanos que forman parte de las Naciones Unidas, solamente 95 cuentan con una Ley de Transparencia. Por lo general, órganos supranacionales (como Organización de Estados Americanos y Unión Europea, por ejemplo) cuentan también con una política explícita de transparencia, así como organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quienes tratan impulsar las buenas prácticas de gobernanza. En general, las organizaciones globales no destacan por su transparencia, no cuentan con unidades de supervisión y control independientes y usualmente no cuentan con documentos que describan con claridad qué información manejan, cuándo y cómo transparentar, ni tienen una política clara para evitar la corrupción o, mejor dicho, disminuir las oportunidades de actos de corrupción.

Organizaciones deportivas como la FIFA y el COI también carecen de estas políticas explícitas y por ello han perdido mucha legitimidad y credibilidad. La FIFA rinde cuentas a sus 208 federaciones nacionales afiliadas, y los afiliados dependen parcialmente de los recursos que la FIFA les canaliza. Esta interdependencia facilita la opacidad y no hay ley nacional o internacional que ordena a la FIFA a rendir cuentas a los demás interesados como deportistas, aficionados, clubes, patrocinadores, medios de comunicación o gobiernos nacionales. Para exigirlo, se puede argumentar que la FIFA es una organización global de interés público cuyas acciones y decisiones pueden afectar a cientos de miles de personas. En este sentido, tiene una responsabilidad social, política y económica que le obliga no solo a transparentar sus asuntos, sino a rendir cuentas a los diferentes y variados grupos de interés involucrados.

En el año 2011, Transparencia Internacional elaboró un reporte sobre la FIFA[1] con 26 recomendaciones y ofreció su conocimiento y experiencia para ayudar a implementar una profunda re-estructuración organizacional. Algunos de sus recomendaciones son:

a) Para limitar el riesgo de soborno y corrupción, la FIFA debe – bajo la dirección y control de un grupo amplio y diverso de grupos de interesados – seguir los principios establecidos en códigos anticorrupción, tales como los Principios Empresariales para Contrarrestar el Soborno.

b) La FIFA debe establecer criterios y normas claras respecto a la designación de los funcionarios.

c) La FIFA debe explicitar las medidas contra el soborno, como la rotación de puestos y la participación de expertos externos e independientes en las áreas evaluadas de alto riesgo.

d) La FIFA debe garantizar el cumplimiento de su código de conducta, no sólo de sus empleados, sino también de los funcionarios, incluidos los delegados en el Congreso de la FIFA (que por lo general provienen de las federaciones o confederaciones nacionales) y todas las demás personas que desempeñan un papel constitutivo y reciben recursos de la FIFA. (por ejemplo, a través de viáticos).

e) La FIFA debe publicar directrices claras para el inicio y la ejecución de las investigaciones.

f) Funcionarios y empleados de la FIFA, voluntarios, árbitros, jugadores, los agentes de jugadores y otras personas deben comprometerse con el código de ética y estar conscientes del proceso de sanciones.

g) La FIFA, así como sus confederaciones y federaciones nacionales que utilizan dinero, deben informar anualmente sobre las políticas de lucha contra la corrupción y su aplicación, así como las acusaciones de soborno y las acciones tomadas.

En resumen, el informe es muy fuerte en los detalles de la reforma, como podría esperarse de Transparencia Internacional que tiene mucha experiencia en estos asuntos, pero ofrece poca orientación sobre cómo hacerlo. Motivar a una reforma significativa es principalmente una cuestión de política y parece ser que la rendición de cuentas presenta un obstáculo central para la reforma de la FIFA.

Probablemente, derivado de las recomendaciones de Transparencia Internacional, en el mismo año 2011 el Comité Ejecutivo de la FIFA decidió someter su estructura de gobierno a un extenso proceso de reforma por el Comité Independiente de Gobernanza (CIG) de Basilea. El reporte final se presentó en marzo de 2012[2] y deja dudas sobre la falta de candados y contrapesos para frenar los actos de soborno. La CIG recomienda, entre otros asuntos importantes:

a) Fortalecer más la estructura de gobierno de la FIFA, insistiendo en la transparencia, la rendición de cuentas, el profesionalismo y la independencia en las áreas clave: es fundamental que los candidatos para los puestos superiores de la FIFA sean examinadas por un Comité de Candidaturas independientes, con la finalidad de garantizar que los candidatos en las próximas elecciones cumplan los criterios sustantivos necesarios y los requisitos éticos, y que el proceso de selección sea justo y transparente.

b) El CIG recomienda que las propuestas más importantes hechas por el Comité de Ética del Grupo de Trabajo deben llevarse a cabo tan pronto como sea posible, especialmente la separación de un investigador y un órgano de decisión, así como tener la capacidad independiente para iniciar investigaciones.

c) Asimismo, el CIG recomienda encarecidamente que los Presidentes y los Vicepresidentes de los órganos judiciales estén atendidos tan pronto como sea posible por personas verdaderamente independientes, de reconocido prestigio y con experiencia probada. Los procedimientos deben adaptarse para hacer frente a todas las denuncias de la competencia existente en los órganos judiciales.

En mayo de 2012 se tomaron las primeras decisiones sobre un paquete de reformas para hacer más transparente a la FIFA y garantizar mejores controles internos y candados, fortaleciendo su Comisión de Ética[3]. La Comisión de Ética está conformada por un órgano de decisión y un órganos de investigación.

El estadunidense Michael García fue nombrado como jefe de la Cámara de Investigación. Por lo pronto, la Comisión de Ética suspendió al legendario Franz Beckenbauer de cualquier actividad relacionada con el futbol por 90 días. Además, el 18 y 19 de junio presentó en la Asamblea en Sao Paulo, Brasil, su informe sobre las presuntas irregularidades en la elección del Mundial de Qatar 2022.

Pronto sabremos si se tomarán medidas drásticas o si se llegará a la conclusión de que -no hay evidencias-, -no se puede sancionar a nadie- y….-no pasa nada-. ¿La FIFA se meterá un autogol?