Relevancia del Concepto de Integridad para el Sector Público, así como de Into-SAINT como Herramienta para Garantizar el Ejercicio Ético y Profesional de la Auditoría Superior de la Federación
Al hablar de democracia y de la consolidación de un sistema sociopolítico incluyente, se ha vuelto un lugar común la referencia a los conceptos de rendición de cuentas, transparencia y participación ciudadana, perdiéndose de vista que se tratan mayormente de puntos de referencia o ideales en torno a los cuales deberían orientarse las labores de las instituciones. Empero, la conformación de una cultura de rendición de cuentas debe instrumentarse desde el quehacer diario de las entidades del sector público, para lo cual la atención debería enfocarse en las normas y valores –como lo es la integridad–, sobre las que se fundamentan las políticas institucionales, pues éstas son la base para el desarrollo de un clima organizacional abierto a las críticas, transparente, en el que existan espacios para discutir y solucionar conflictos, y en el que la administración lidere con el ejemplo.
Lo anterior es relevante en la medida que esas son condiciones adecuadas para propiciar la confianza y proyectar una imagen congruente hacia el exterior, particularmente en el caso de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), dada su responsabilidad como órgano técnico facultado por la Cámara de Diputados para vigilar, a la luz del interés público, el uso eficaz, eficiente y económico de los recursos públicos, y para servir como instrumento clave en el sistema de frenos y contrapesos, que además debe promover la responsabilidad y la transparencia gubernamental a través de la ejecución de revisiones y la emisión de informes de auditoría correspondientes.
En este sentido, el concepto de integridad tiene mucha importancia. Es, como se reconoce a partir de la literatura sobre administración y políticas públicas, un término poco referido, mas no debería ser el caso, pues integridad(del latín in-tangere, que significa intocable), posee una definición que comprende cualidades esenciales que debe tener todo servidor público, particularmente de quien se desempeña en esta Entidad Fiscalizadora Superior (EFS), a saber: incorruptibilidad, decencia, profesionalismo, honestidad, sinceridad, neutralidad, confiabilidad, objetividad y respeto.
La integridad no es, cabe aclarar, un valor cuya responsabilidad sea absoluta de los funcionarios públicos pues, si se concibe toda violación a la integridad como una “rendición ante la tentación”, queda clara la corresponsabilidad de las organizaciones al ser éstas las encargadas de implementar medidas no sólo correctivas, sino principalmente preventivas a fin de asegurar que su personal no esté expuesto a tentaciones.
Precisamente éste último es uno de los argumentos que sostienen los esfuerzos actuales de la ASF por impulsar y consolidar una cultura de respeto hacia los valores éticos en que debe sustentarse la gestión gubernamental, con la convicción de que tanto la institución como su personal deben anteponer el interés público al particular, asumiendo con ello sus responsabilidades y mandato otorgado. Entre esos esfuerzos y en línea con lo establecido en el Código de Ética Profesional y en el Plan Estratégico 2011-2017 de esta institución, bien merece la pena citar los planes actuales para implementar la herramienta Into-SAINT, acrónimo en inglés que refiere a la Herramienta para la Autoevaluación de la Integridad.
Into-SAINT es un instrumento innovador diseñado originalmente por la Corte de Cuentas de los Países Bajos (Algemene Rekenkamer), para facilitar que el propio personal de las EFS del mundo, guiado por moderadores instruidos, identifique las vulnerabilidades a la integridad en su entidad y evalúe el nivel de madurez del Sistema de Controles de la Integridad implementados, todo lo cual conlleva a la determinación de las brechas existentes, y la definición de medidas para solventarlas y para promover la concientización requerida al interior de las EFS.
En la práctica, este instrumento consiste en un taller de autoevaluación impartido a un grupo selecto de participantes, quienes son seleccionados a partir de un filtro convenido con la alta dirección a fin de incluir personal multidisciplinario y de distintas áreas y niveles en la jerarquía institucional. Esto es clave porque se hace partícipe a todo el personal sobre la importancia de la integridad y se fomenta la propiedad colectiva de las medidas de integridad a lo largo y ancho de la entidad.
Como se observa, la implementación de Into-SAINT conlleva una metodología innovadora, pues lo esencial es que el propio personal, guiado por facilitadores instruidos (preferiblemente de otra EFS para evitar sesgos) y a partir de su percepción, sea el principal responsable del hallazgo de vulnerabilidades y factores que las potencian, así como de determinar las medidas más convenientes de acuerdo al contexto y características específicas de la entidad en referencia. Al respecto, las recomendaciones pueden tener un alcance que requiera acciones de la propia administración, hasta medidas que impacten el marco de referencia legal, aspectos de remuneración, administración de riesgos, procedimientos de auditoría y administración específicos, entre otros procesos y áreas sustantivas.
La premisa sobre la que se erige esta herramienta es que el propio personal (no consultores o auditores externos), en el cumplimiento de sus deberes, es quien experimenta los riesgos y quien se enfrentan a dilemas éticos, por lo que no existe mejor evaluador que ellos mismos para identificar el apoyo que se requiere, así como para tener una imagen realista de los retos encarados por la organización. Al mismo tiempo, ellos son quienes, al hablar con otros colegas sobre los riesgos a la integridad, concientizan sobre los riesgos y asuntos que impactan la integridad. Es decir, los propios empleados se convierten en defensores de la integridad al interior de su organización.
En la ASF, el proyecto de implementación de Into-SAINT se encuentra en la fase de planeación y adecuación. Si bien es cierto que la herramienta ha sido diseñada para uso por parte de los miembros de la Organización Internacional de las Entidades Fiscalizadoras Superiores, aún debe planificarse su puesta en marcha, particularmente considerando los esfuerzos de promoción para concientizar al personal, así como para traducir al español los materiales correspondientes.
En este proceso, se hará el mayor aprovechamiento posible a la pericia y asesoría técnica ofrecida por la Corte de Cuentas de los Países Bajos, que ya ha implementado la herramienta en las EFS de Finlandia, Ghana, Indonesia, Sudáfrica y Yemen, demostrándose con ello su aplicabilidad y utilidad en EFS con distinto contexto cultural y notorias diferencias institucionales. Además, será clave el que la institución dispone ya de personal que ha sido certificado por la EFS líder del proyecto a nivel global, para liderar la aplicación de Into-SAINT en la ASF y moderar talleres de autoevaluación de la integridad en otras EFS de la región, aprovechando en este sentido su calidad como miembros del Consejo Directivo de la Organización Latinoamericana y del Caribe de Entidades Fiscalizadoras Superiores (OLACEFS).
En una primera etapa, la aplicación será a nivel global; sin embargo, es tal la flexibilidad de esta herramienta, que próximamente podrá ponerse en marcha de manera regular y a nivel de Auditoría Especial, Dirección General o en áreas focalizadas. Cabe destacar que, más allá lograrse la organización y conducción de un taller de autoevaluación global de la integridad en la institución, la meta principal será la de instrumentar y mantener una política institucional de integridad, incluyendo con ello el robustecimiento del Sistema de Controles de Integridad existentes en la ASF.
En una segunda etapa, la ASF instrumentará la estrategia conveniente para, aprovechando su papel como Presidencia de Asociación Nacional de Organismos de Fiscalización Superior y Control Gubernamental, A.C. (ASOFIS), promover la implementación de esta herramienta entre las Entidades Fiscalizadoras Superiores Locales (EFSL), sea como resultado de un convenio de colaboración bilateral, o bien inmerso en los esfuerzos de la institución por impulsar el Sistema Nacional de Fiscalización.
En una tercera etapa, la institución podrá coadyuvar con el esfuerzo multiplicador de moderadores iniciado por la EFS de los Países Bajos, es decir, a la posibilidad de capacitar a personal debidamente comisionado por otras EFS de la región o EFSL, para replicar exponencialmente e implementar de manera regular la herramienta Into-SAINT.
Como se observa, el proyecto no es minúsculo, pero bien valen la pena las acciones implementadas y esfuerzos ya iniciados en consideración de que el mandato de la ASF no se agota en la práctica de auditorías, ni tampoco en la emisión de informes y seguimiento correspondiente, sino conlleva un compromiso mayor al ser indispensable la atención a los nuevos desarrollos y a la adopción de las buenas prácticas internacionales, no sólo en materia de fiscalización, sino en un elemento más medular: su consolidación como una entidad que actúe con ética profesional, que privilegie acciones para incrementar la confianza de la sociedad, se mantenga comprometida con la calidad de su trabajo, y sea siempre garante del interés público, pese y ante todo debido a los riesgos y vulnerabilidades existentes en el sector público nacional.