La transparencia y la discreción son dos cualidades que a primer avista parecen contrapuestas, pero que si se llaga hasta el fondo, no es fidícil descubrir que son dos virtudes que estrictamente se exigen una a la otra. Esa combinación de transparencia y discreción se advierte bien en los sistemas actuales para acceder a través del internet a la propia cuenta bancaria: es neceario que el sistema inforático sea del todo transparente para el usuario, pero pide al banco que no haga público el estado de cuenta corriente a otras personas, pues es cosa privada. Por el contrario, todos tenemos derecho a concoer en qué invierten los gobernantes nuestro impuestos, pues la transparencia en todos los actos de la administración pública es uno de los requisitos esenciales de una sociedad democrática.