Tres ejercicios, digamos que promotores del derecho a saber, se han implementado en el contexto del proceso electoral que corre y cuya jornada de votación se realizará el próximo 7 de junio.

Señales importantes, considero que son, para pensar que en un futuro no muy lejano dejemos atrás las campañas mediáticas de spots que todo mundo aborrece. Propaganda partidista de tipo mercadológico que nos oferta a los candidatos y a los partidos, más como productos de consumo que como ciudadanos en los que podemos depositar nuestra confianza para que nos representen o gobiernen.

De aquellos ejercicios quiero destacar esta ocasión el promovido por estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, pero antes debo mencionar los otros dos. Primero por la importancia de ser impulsado desde la sociedad civil organizada concretamente Transparencia Mexicana y el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. la plataforma “Candidato Transparente” que fundamentalmente los invita a presentar o hacer públicas tres declaraciones: patrimonial, de intereses y fiscal (poniendo a su disposición el formato respectivo), bajo el lema “Si te piden tu voto pídeles que publiquen su #3de3”. Y también hay que agradecer que el Instituto Nacional Electoral haya definido en su página de internet un espacio para que los candidatos “suban” su Curriculum Vitae.

Pero decía que en términos particulares quiero destacar el caso de “Voto informado” por parecerme un buen mecanismo para luchar contra la opacidad que generan los spots y demás propaganda electoral y que en un momento dado la ley en la materia tendría que prohibir. Coincido con sus creadores, de que tal plataforma virtual puede brindar “información sobre las opiniones y posturas de los candidatos a diputados federales de forma oportuna, de fácil comprensión y reduciendo costos de acceso a la información” (Negritas mías)

Consiste principalmente en la invitación a los candidatos a contestar un cuestionario que se pone a la vista de quien quiera conocer qué piensan sobre temas que los promotores consideran centrales para en un momento dado, dependiendo de sus respuestas, uno pueda decidir por quien votar.

Nueve bloques o temas contiene el cuestionario que ofrece para cada reactivo opciones de respuesta o en algunos casos abre la opción de particularizarlas: A)Sociedad y democracia, B) Cámara de diputados federales, C) Presupuesto de la federación y política, D) Agenda Legislativa, E) Evaluación de políticas estructurales, F) Situación del País y temas de coyuntura, G) Transparencia y rendición de cuentas, H) Trayectoria profesional e I) Información y datos de contacto.

Uno puede seleccionar el distrito en el que vota y así contrastar las posturas de los diferentes candidatos, siempre y cuando estos ya hayan respondido el cuestionario. Por ejemplo yo puedo ver que el candidato independiente del distrito 03, Daniel Romero, con cabecera en Zacatelco, Tlaxcala opina en el séptimo bloque que “si fuese electo…” sí “haría pública su declaración patrimonial de manera detallada cada año”, así como la fiscal y la de intereses. Está en total desacuerdo que se mantenga el apoyo de $45,786.00 por “asistencia legislativa” y los “apoyos para brindar su informe legislativo”; y que está “totalmente de acuerdo” en que se mantenga los $28,772.00 para “Atención ciudadana”.

Sin embargo vemos que en la plataforma de “Candidato transparente” no ha hecho públicas sus declaraciones respectivas. Mientras que por otro lado puede ser loable que rechace, en caso de ganar la elección, los apoyos mencionados, aunque acepte que se mantenga uno de ellos.

Para no dejar incompleto el bloque dicho candidato responde que las “subvenciones” que reciben los grupos parlamentarios y que actualmente se mantienen en la opacidad, deben “ser transparentadas totalmente”

Pienso, casi como un sueño utópico, que pueden en un futuro desaparecer las campañas electorales propagandísticas y mercadológicas para ser sustituidas por plataformas de información como las mencionadas aquí. Sueño despierto que los ciudadanos podrían informarse, no dejarse llevar por slogans, imágenes y gingles, en sitios como estos y en verdad reflexionar sobre quien considerarían el más apto para ocupar un cargo de elección popular.

Creo que nada lejano de la realidad puede ser que tales candidatos sean obligados por ley a subir sus curriculums, presentar sus declaraciones o responder cuestionarios para que la gente realmente los conozca.

Sí, realmente los conozca, porque hoy ni sus frases retóricas, sus sonrisas photoshopeadas, sus espectaculares o spots de campañas negativas, nos muestran quienes son en verdad.

Pienso que ejercicios como estos nos pueden permitir sacar nuestros procesos electorales del mercadeo político tipo gringo y humanizarlo bajo la premisa del derecho a saber, preguntando nosotros y respondiendo ellos por qué, realmente y con pruebas, aspiran a los cargos públicos.

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