Quizá el problema de sumarse a un club de ricos cuando aún no se es rico es que en la comparación con los demás se acaba terminando mal. Es lo que le ha sucedido a Chile y México en el informe que este martes difundió la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que urge medidas para hacer frente a la creciente desigualdad y divisiones sociales en el mundo desarrollado.
Pese a que los únicos dos países latinoamericanos miembros de la OCDE se diferenciaron de los otros integrantes y, al igual que Latinoamérica en general, han logrado reducir la desigualdad de ingresos en el siglo actual, Chile sigue siendo el país más inequitativo del club y México, el segundo. El coeficiente Gini de desigualdad es de 0,5 en Chile y 0,46 en México. En la OCDE es 0,31 y en la UE, 0,29. Si se comparan ambos países de la Alianza del Pacífico con sus vecinos latinoamericanos, la situación es menos dispareja, pero eso tampoco representa un consuelo: Argentina (0,46) y Brasil (0,55), según el mismo informe. Colombia está en 0,53, Perú en 0,44, Venezuela en 0,4 y Uruguay en 0,38, según el Panorama Social 2013 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
México presenta el nivel de renta per cápita más bajo de la OCDE. El suyo representa un tercio de la media de la organización. El de Chile supone el 60% de ese promedio. En la comparación latinoamericana, el país que ahora gobierna otra vez la socialista Michelle Bachelet está primero y el de Enrique Peña Nieto, sexto, detrás de Uruguay, Brasil, Argentina y Venezuela, según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 2012.
Chile sigue siendo el país más inequitativo del club y México, el segundo
Más de uno de cada cuatro chilenos dicen que no pueden comprar suficiente comida, un nivel que duplica al de la media de la OCDE. Pero México está peor que ninguno de los 34 miembros de la organización en este aspecto: el 38,3% de su población sufre ese flagelo. En Brasil, poco más del 15%.
El gasto público mexicano en protección social es el más bajo de la OCDE: supone el 7,4% del PIB, frente al 21,9% de la media. El chileno es el tercero más escaso, con el 10,2%. El brasileño, 14,4%. Datos de la CEPAL demuestran que el gasto público social de Chile es menor que el de países como Cuba, Venezuela, Costa Rica, Uruguay, Argentina y Brasil. De todos modos, la OCDE destaca que el aumento de las erogaciones sociales chilenas de los últimos años ha sido sustancialmente mayor que la evolución de la media de sus miembros.
El informe de la OCDE lamenta que el paro en México haya subido del 3,8% antes de la crisis mundial de 2008/2009 al 5,2% en 2013, pero advierte de que es menor al 9,1% de la media de la OCDE. Claro que México es uno de los pocos países de la entidad que no paga seguro de desempleo. En Chile, en cambio, el paro bajó del 6,7% al 6,2%, el segundo mayor descenso dentro de la organización en este periodo, solo superado por Israel.
México tiene a más del 60% del empleo en el sector informal, es decir, sin protección social
Pero México tiene a más del 60% del empleo en el sector informal, es decir, sin protección social, advierte la OCDE. Si se toman los datos de 2012 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se advierte de que los trabajadores con cobertura sanitaria representan el 47,3% en México, frente al 72% en Argentina, el 66,3% en Brasil, el 46,1% en Colombia y el 55,2% en Perú. La OIT no publicó el dato de Chile.
La confianza en el Gobierno y en las instituciones financieras cayó en el mundo desarrollado entre antes (2007) y después de la crisis mundial (2012), pero en Chile cayó más que en el promedio de la OCDE. La confianza en el Gobierno bajó del 45% al 33%, lo que supone también una comparación entre la primera administración de Bachelet y la del conservador Sebastián Piñera (2010-2014). La confianza en las instituciones financieras se redujo del 53% al 29%. En México, solo del 47% al 43%. En cambio, el Gobierno mexicano sufrió más la bajada, del 44% al 37%, pero en este caso no se mide a Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sino al devenir del sexenio del conservador Felipe Calderón (2006-2012). Mientras tanto, en Argentina se mantenía la confianza en los Gobiernos kirchneristas y en Brasil crecía ante la continuidad de las administraciones del Partido de los Trabajadores (PT), entre la de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y la de Dilma Rousseff.
Fuente: El País