En el Ayuntamiento de Mérida Yucatán, como en cualquier otra entidad pública de la República, la trasparencia tiene el gran reto de pasar de lo enunciativo a lo sustantivo. El reto es enorme, implica invertir recursos, desplegar capacidad técnica, contar con voluntad política y, -sin duda-, a manera de motor, presencia y participación ciudadana.
La transparencia como proceso y resultado sustantivo al interior de las entidades públicas, es inconsistente y menos frecuente de lo que se desea. Está claro que el camino es complejo y definitivamente no existen recetarios.
Como es sabido, existe un amplio consenso entre los diferentes actores, nacionales e internacionales, de que la transparencia vista como concepto, proceso y resultado incide positivamente en los asuntos de interés público. La trasparencia bien instrumentada al interior de las instituciones públicas, reduce la asimetría de información entre el gobierno y la ciudadanía e inhibe la corrupción.
Si el consenso es claro y la situación se reconoce como compleja, hay una pregunta evidente ¿cómo se sustantiva la transparencia al interior de las instituciones?
La pregunta evidentemente es demasiado amplia. Es entonces que nos ayuda pensar y revisar los casos tipo de entidades públicas, entidades que -aunque independientes- son equiparables por su propia naturaleza, a saber: los ayuntamientos.
En este sentido, ¿cómo se hace sustantiva la transparencia al interior de los ayuntamientos?
En el ámbito de la municipalidad, la teoría no ofrece respuestas suficientemente específicas y la literatura disponible es relativamente poca. No obstante, la realidad nos permite darle un vistazo y abstraer de ella algunas pistas. Sin llegar a constituirse propiamente como categorías, -en la vía de los hechos-, existen seis campos de actividad que son posibles de asociar al desarrollo municipal a favor de la transparencia:
Primer campo, trasparencia reactiva:
La transparencia a los ayuntamientos llegó por ley y a ella reaccionaron. Anidó precaria y gradualmente en las unidades de acceso a la información con dos funciones esenciales: 1) dar respuestas a las solicitudes de acceso, realizadas por ciudadanos y 2) publicar un conjunto de informaciones de manera periódica, tal y como lo define la ley en la materia aplicable.
Segundo campo, trasparencia proactiva:
Implica la publicación regular de información por parte de los ayuntamientos. Se trata de aquella que es adicional a la que se establece por requerimiento de ley o la que solicita un ciudadano en la unidad de acceso. En ella se manifiestan al menos tres vertientes.
Primera, aquella información que un grupo de ciudadanos considera prioritaria y sobre la que realiza un monitoreo relativamente frecuente de su disponibilidad, y que eventualmente, el ayuntamiento asume esa información específica para su publicación cotidiana. La herramienta de evaluación CIMTRA-MUNICIPAL impulsada por el colectivo Ciudadanos por Municipios Transparentes, constituye un buen ejemplo (ver www.cimtra.org).
Segunda, cuando una información determinada se solicita reiteradamente mediante una Solicitud de información Pública y termina por ser conveniente, publicada con periodicidad por las autoridades municipales. Este fenómeno suele suceder cuando resulta el trámite para la obtención de una información determinada, por ejemplo, un plano de colindancia, resulta más complicado hacerlo en la oficina poseedora de la información, que mediante una solicitud de acceso a la información.
Tercera, cuando un ayuntamiento publica información que considera relevante poner a disposición de la ciudadanía. Aunque mucha de esa información, desafortunadamente, aún constituye una promoción (personal o partidaria) relacionada a servicios, convocatorias y resultados, lo cierto es que, -de facto-, representa un “tipo” de transparencia proactiva. También es cierto que en dicha información hay datos y casos que por su volumen, calidad y utilidad, se constituyen en verdaderos baluartes de la transparencia proactiva municipal. Por ejemplo: costos de obra promedio de electrificación, padrón de proveedores, etcétera.
Tercer campo, profesionalización y capacitación de funcionarios
Sea por inversión directa de recursos por parte del ayuntamiento, o bien por la actividad del órgano garante implicado o por la exigencia de la sociedad civil especializada en la materia, que los funcionarios suelen profesionalizarse y capacitarse. La práctica ha dejado muy claro que es necesario que el primer edil participe en la capacitación, en parte como motivación para el resto del ayuntamiento, pero fundamentalmente para complementar su propia formación. Otros agentes claves en la participación son: el titular de la unidad de acceso y los titulares de las unidades administrativas del municipio. Cuando la capacitación se centra solamente en el titular de la unidad de acceso y no incorpora al grupo más amplio de funcionarios (presidentes, regidores y directores de unidades administrativa), se suele crear una paradoja donde el titular se encuentra a contra corriente del cuerpo administrativo y directivo, situación que no pocas veces deriva en su sustitución.
Cuarto campo: regulación y mejoras administrativas.
Aunque sea poco frecuente, algunas regulaciones específicas en materia de transparencia municipal se han desarrollado. Existen al menos dos instrumentos normativos: el Reglamento de transparencia municipal y el Manual de procedimientos de la unidad de acceso de información.
Así mismo existen dos documentos en los que hay evidencia de intención de institucionalizar la transparencia y sus procedimientos: primero, se empieza por incluir como un eje de trabajo en los Planes de desarrollo municipal (no así en los programas de operación, ni en la asignación presupuestal); segundo, la inclusión del término en los lenguajes de la administración municipal cotidiana, a nivel de la “función” para cada Unidad administrativa. Ello de manera explícita en el manual de organización municipal (cuando este existe).
Quinto campo: promoción de la cultura de la transparencia.
Suelen ser eventos impulsados desde el ayuntamiento hacia la ciudadanía. El contenido se acerca a la caracterización del segundo campo (transparencia proactiva) en su tercera vertiente (el ayuntamiento transparenta a la ciudadanía lo que considera relevante). Pero existen diversos criterios para presentar la información y es mayoritariamente presencial y activa. Se trata de eventos: foros, ferias, jornadas, exposiciones o conferencias.
Sexto campo: capacitar a la ciudadanía en materia de transparencia.
Esta es una apuesta aún menos amplia que las anteriores. Ocurre cuando es transcendido el campo de promoción unidireccional de la cultura de transparencia. Ya sea por medios propios o por acompañamiento de alguna institución específica (organización civil especializada, centro de estudios superiores, consultoría, órgano garante). Se opta por promover que un grupo de ciudadanos conozca, aproveche y utilice su derecho de acceso a la información. Implica el desarrollo de un programa de capacitación amplio, adecuado y legible orientado a la ciudadanía.
El conjunto de estos seis campos de actividad de la transparencia municipal (sin que aún estén plenamente documentados) posee, cada uno, sus dificultades y retos, en virtud de la frecuencia con que se manifiestan. Se ha documentado (Métrica de la Transparencia, 2014) que son mucho más los ayuntamientos que tienen experiencias en el primer campo y menos los que han generado experiencia en el sexto campo.
Sin lugar a duda, los campos y su grado de dificultad no implican una ruta lineal, la realidad nos indica que no hay reglas. Si miramos caso por caso, encontramos que un ayuntamiento puede tener o no actividades pro-transparencia y que dichas actividades pueden encontrarse en uno o varios campos indistintamente. No hay un patrón lineal ni progresivo entre los seis campos.
Sin embargo, lo realmente importante, es que entre los seis campos y sus actividades se pueden encontrar los componentes indispensables y sustantivos que un diseño pertinente de política pública municipal de transparencia debe tener.
Hasta aquí aún no hay conclusiones, sino la necesidad de continuar explorando. Hay que intentar promover y arraigar en cada ayuntamiento las actividades concretas de los seis campos, de manera articulada y coherente para generar y consolidar una mejor política de trasparencia municipal, política que contribuya eficazmente a mejorar la realidad de la administración y la ciudanía en ese primer nivel de gobierno.