“La desigualdad tiene un impacto negativo y significativo en el crecimiento económico a medio plazo”. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha entrado de lleno en uno de los debates más acuciantes en los países industrializados, a los que representa: qué consecuencias traerá uno de los legados más obvios de la crisis, el aumento de la desigualdad en los ingresos, y cómo lidiar con ella. Y lo hace, como suele, con un detallado análisis econométrico de cómo se distribuyó la renta en una veintena de países durante dos décadas (1985-2005) y como afectó eso al crecimiento. Su principal conclusión es que hay que fijarse más en lo que ocurre con las personas con menos ingresos (una categoría que expande hasta el 40% de la población) que en la muy mediática lista Forbes con los más ricos de cada país.
En un informe publicado el lunes por la noche, los expertos de la OCDE calculan que un aumento en el índice de Gini (en el que 0 es una distribución de renta totalmente igualitaria y 1 simboliza la mayor desigualdad) como el registrado por España en la crisis (de 0,31 a 0,34), o como el experimentado por el promedio de los países de la OCDE de los años ochenta a ahora (de 0,29 a 0,32) rebaja el crecimiento económico en 0,35 puntos porcentuales por año. O lo que es lo mismo, una pérdida acumulada del 8,5% en 25 años si no se consigue bajar el nivel de desigualdad en ese periodo.
Uno de los mejores indicadores del aumento de la desigualdad resulta de comparar la renta media del 10% más rico con la del 10% más pobre. Esa diferencia ha crecido en la OCDE (ha pasado de ser 7 veces más a 9,5 veces más), pero sobre todo en España, el país en el que esa brecha más ha aumentado: en 2011, la renta media del 10% de la población con más ingresos era 14 veces mayor que el promedio del 10% con menos recursos, cuando en 2007 eran 8,4 veces.
“El factor más importante para el impacto de la desigualdad en el crecimiento es la diferencia entre los hogares con menos ingresos y el resto de la población. Ese efecto negativo se comprueba en el 10% más pobre, sino hasta en el 40% de la población que está en la parte baja de la distribución de la renta”…
Fuente: El País