El 17 de octubre de 1953 se decretó que las mujeres mexicanas tenían derecho a votar. México fue el último país de América Latina en consolidar este derecho.

En una democracia, a partir del derecho al voto se establece una ciudadanía plena; en la que se reconoce la igualdad entre hombres y mujeres para participar en la vida pública del país, lo que implica que todas las personas mexicanas con derechos constitucionales pueden:

  • Votar en todas las elecciones y ser elegibles para todos los cargos de elección popular.
  • Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en su ejecución.
  • Ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todas las instituciones gubernamentales.
  • Participar en organizaciones y asociaciones no gubernamentales que se ocupen de la vida pública y política del país.

En la actualidad, las mujeres han obtenido una mayor participación en la vida política de nuestro país; sin embargo, aún no se ha obtenido que el número de mujeres sea igual o mayor al número de hombres que participan en los cargos de elección popular. De acuerdo con datos de las últimas elecciones:

  • Sólo hay 187 diputadas en la Cámara, que está compuesta por 500 escaños; lo que representa sólo 37.6%.
  • De 128 senadurías, sólo 44 son ocupados por mujeres; lo que representa apenas 33.6%.
  • De las 1134 diputaciones en los congresos locales, solamente 310 escaños son ocupados por mujeres, 27.38%.
  • Al día de hoy, ninguno de los 32 estados de la República Mexicana es gobernado por una mujer.

Estos datos nos revelan que aún hay mucho camino para lograr la igualdad sustantiva que esta sociedad requiere. La igualdad sustantiva es la igualdad en los hechos para todas las personas y supone la modificación de las circunstancias que impiden a las personas el ejercicio pleno de sus derechos, y les posibilita el acceso real a todas las oportunidades de desarrollo.

LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN MÉXICO

La obtención del derecho a votar de las mujeres hace sesenta años es un acontecimiento histórico, que forma parte de un largo proceso en el desarrollo de una sociedad más democrática en la que los derechos de todas las personas sean respetados y ejercidos.

Hacer historia e interpretarla a partir de cuestionarnos es una forma de celebrar; también nos permite comprender el contexto en el que hace sesenta se consolidó este derecho y cuáles son los retos que nos plantean las circunstancias actuales.