El gobernante Partido Comunista de China reveló este miércoles un plan quinquenal para combatir los sobornos, con particular atención en las formas de corrupción que desatan protestas o se registran en el curso de reformas económicas.
El presidente Xi Jinping ha lanzado una extensa campaña contra la corrupción desde que asumió el poder, apuntando a funcionarios de todos los rangos -tanto los llamados “tigres” como las “moscas”- en el Gobierno, el Ejército, las empresas estatales y las universidades.
El organismo del partido que fiscaliza la corrupción, la Comisión Central de Disciplina e Inspección, dijo en noviembre que se enfocará en todos los altos funcionarios en la profundización de su guerra contra la corrupción, un problema tan serio que Xi ha dicho que amenaza a la supervivencia del partido.
El plan quinquenal fue aprobado a fines de agosto pero sólo ahora fue divulgado por completo, por la agencia oficial de noticias Xinhua.
La comisión dijo que el partido enfrentaba pruebas en gobernanza, en las reformas, en la apertura y debido al peligro de ser demasiado distante del pueblo, además del riesgo de la corrupción.
El partido debe “profundizar la lucha por la gobernanza del partido y limpiar el gobierno y combatir la corrupción para asegurar que siempre mantenga la firmeza de su liderazgo central”.
Cerca de 90,000 “incidentes masivos” – un eufemismo para protestas – ocurren cada año en China, de los cuales dos tercios son desatados por disputas sobre tierras. El Gobierno ha prometido reiteradamente combatir las tomas ilegales de terrenos, pero con pocos efectos aparentes.
Existe una amplia creencia de que los desalojos forzados y la confiscación de tierras enriquecen a funcionarios a expensas de los residentes, ya que las tierras suelen venderse con grandes ganancias a las constructoras.
La comisión también dijo que el partido prestaría especial atención a la corrupción en el curso de las reformas económicas, que incluyen la reorganización de poderosas industrias estatales.