Por Lourdes Morales y Daniel Manchinelly

Las campañas electorales iniciaron y el alud de spots invadió los espacios radiofónicos y televisivos. Los candidatos aprovecharon la Semana Santa para actividades “de tierra” pero también para hacer ajustes en sus equipos y estrategias, en particular la candidata del PAN, la cual enfrentó varios tropiezos producto de su deficiente coordinación de campaña.

Del lado del electorado se han realizado hasta ahora algunos ejercicios para tratar de que los candidatos asuman compromisos y aborden temas específicos. Entre ellos, destacan: por parte de la prensa escrita, la publicación de textos en autoría de los candidatos, sobre temas específicos (Reforma), perfiles específicos y sección especial (El Universal), entrevistas de fondo con los candidatos (El País).

Por parte de la sociedad civil, sobresalen tres ejercicios: en primer lugar, el cuestionario formulado por casi medio centenar de intelectuales, académicos, políticos y empresarios sobre 14 temas de interés público. Las “preguntas cuyas respuestas podrían transformar a México” no hablan de la ruta a seguir, ni aportan respuestas para resolver problemas pero sin duda, buscan jalar el debate a temas fundamentales en la definición del desarrollo del país. Cabe señalar que entre las preguntas destaca el tema de rendición de cuentas.

En segundo lugar, la presentación y entrega de la “Agenda México 12-18” a los candidatos presidenciales. Centrado en el sistema judicial penal y la seguridad ciudadana, en la elaboración de ese documento participaron 19 organismos no gubernamentales y, de acuerdo con lo dicho, su propósito “es lograr que el nuevo ocupante de la Presidencia de la República disponga de un plan de acción claro y haga suyas las propuestas”. Estas fueron bien resumidas: seis en el campo de la justicia penal y cinco en el campo de la seguridad ciudadana.

En tercer lugar, el texto sometido a discusión entre los presidentes de los partidos, por parte de la Red por la Rendición de Cuentas. A diferencia de los ejercicios anteriores, en este ejercicio a) se presentan soluciones producto de un diagnóstico, b) se busca el compromiso de la totalidad de los partidos políticos cuya voz y voto estará representada en el Congreso y no solamente de los candidatos.

En los dos primeros casos, los candidatos se comprometieron a incorporar esa agenda a su propuesta. No dijeron cómo y, luego, repitieron la letanía del eje de su respectivo discurso electoral. El ejercicio de esa porción de la sociedad fue bueno pero exige ir más allá: sugerir soluciones y calificar la postura de los candidatos para obligarlos a no pervertir más el diálogo a partir del engaño de que en las reuniones cada quien dice lo que quiere.

En el tercer caso, los partidos se comprometieron con la necesidad de elaborar una política por la rendición de cuentas. Aunque en las plataformas electorales los partidos mencionan el tema de manera muy general, todos señalan a la corrupción como uno de los principales problemas a enfrentar en el siguiente sexenio.

En este marco, se fijó el domingo 6 de mayo como la fecha del primer debate entre los candidatos. Sería interesante saber si las preguntas y las propuestas presentadas hasta ahora serán abordadas en esta discusión y si el formato permitirá, a diferencia de procesos electorales anteriores, una verdadera discusión entre los candidatos.