Por: Pablo César Carrillo

Lo nuestro, lo nuestro, no es la rendición de cuentas.

México tiene una historia oscura en materia de rendición de cuentas de parte de sus gobernantes. Aquí todo era reservado, confidencial y clasificado cuando se trataba de informar.

El primero que hizo un esfuerzo por la transparencia fue Vicente Fox, con la ley federal. Pero se quedó corta. Ahora el gobernador Miguel Márquez Márquez hace una apuesta novedosa. Un sistema de Rendición Cuentas del Gobierno del Estado, creado por un equipo de 20 especialistas del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas), una institución prestigiada a nivel nacional.

A partir de ahora, casi todo será público.

Las compras, las asignaciones de la obra pública, los contratos, los convenios, los gastos, los egresos, los ingresos. Todo lo que esté en el archivo del Gobierno del Estado podrá ser consultado o pedido por los ciudadanos, sin ningún problema.

A ver cómo sale el ejercicio.

El CIDE hizo un sistema avanzado, con las mejores prácticas de rendición de cuentas del Banco Mundial, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), y de Transparencia Internacional.

La página de la Transparencia y Rendición de Cuentas es moderna. Es muy similar a la del estado de Missouri, de Estado Unidos, reconocida como una página de vanguardia.

Y como el programa es de rendición de cuentas, el CIDE dio a conocer que el programa tuvo un costo de 9 millones de pesos. El coordinador del proyecto fue el académico Mauricio Merino y el director fue Carlos Arce Macías, el panista de Guanajuato que ahora es investigador del CIDE en la Ciudad de México.

Ya está la plataforma para arrancar. Ya están el Sistema para la Rendición de Cuentas. Y ya están los responsables para llevar a cabo el proyecto –la secretaria de la Transparencia, Isabel Tinoco, y el secretario de Finanzas, Juan Ignacio Martín-, serán fundamentales para su operación-. Pero falta lo mejor: darle seguimiento y supervisarlo.

Y es que lo nuestro, lo nuestro, tampoco es la fiscalización.

pablo.carrillo@milenio.com

Fuente: Milenio