La desarticulación y la fragmentación de políticas, procedimientos y normas han hecho necesario pensar en la creación y estructuración de Sistemas como fórmula para corregir fallas y mejorar la implementación de diversas políticas públicas. En ese espacio se enmarcan tanto el Sistema Nacional Anticorrupción -recientemente aprobado en la cámara de diputados- como el Sistema Nacional de Transparencia y Rendición de Cuentas que deberá ver la luz en los próximos días en el senado de la república.

Una de las causas de la insuficiente eficacia de la transparencia y la rendición de cuentas se debe a los esfuerzos aislados y en ocasiones contrapuestos que se han hecho a la hora de instrumentarlos. La dispersión y la falta de comunicación inter e intrainstitucional no abonan para obtener mejores resultados. De ahí la importancia de encontrar mecanismos para que las instituciones no sólo se hablen sino que lo hagan en un mismo idioma. Eso evitaría la actual Babel administrativa en la cual sí se rinden muchos informes y sí se entrega mucha información, pero poca resulta útil dado que no se puede comparar o articular para mejorar planes y programas de gobierno.

Los Sistemas buscan uniformar criterios y mecanismos que hagan más ágil y sencillo no sólo la obtención de información sino la rendición de cuentas. La Ley General de Contabilidad Gubernamental -que a pesar de que se aprobó hace más de cinco años no tiene plena vigencia- dio un primer paso buscando homologar los métodos para presentar la contabilidad nacional y poder así hacer evaluaciones rápidas, efectivas y creíbles. A pesar de ese esfuerzo, hoy, de acuerdo con el último informe del Auditor Superior de la Federación “los estados y municipios utilizan en conjunto 80 sistemas contables distintos”. ¿Cómo se puede evaluar así? La multiplicidad de mecanismos para entregar cuentas es la mejor fórmula para que, en lugar de rendir cuentas, se cuenten cuentos.

La iniciativa de Ley General de Transparencia que se discute en el Senado contempla la instauración de un Sistema Nacional de Transparencia el cual “implica el diseño de una política integral y completa en materia de transparencia y acceso a la información de alcance nacional, mediante la coordinación eficaz de la Federación, los Estados y el Distrito Federal.” Se prevé que el Sistema Nacional diseñe, ejecute y evalúe un Programa Nacional de Transparencia que defina la política pública y establezca objetivos, estrategias, acciones y metas. “Este esfuerzo conjunto e integral -continúa la iniciativa-, contribuirá a la generación de información de calidad, a la gestión de la información, al procesamiento de la misma como un medio para facilitar el conocimiento y evaluación de la gestión pública, la promoción del derecho de acceso a la información y la difusión de una cultura de la transparencia, así como a una fiscalización y rendición de cuentas efectivas.”

A fin de garantizar una coordinación eficaz el Sistema estará integrado por el IFAI y sus homólogos estatales, la Auditoría Superior de la Federación, el Archivo General de la Nación y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. De aprobarse este Sistema, el reto estará en su correcta implementación -principalmente por la disparidad entre los órganos locales de transparencia, de acuerdo con la Métrica 2014 coordinada por el CIDE- y en encontrar los vasos comunicantes con el otro Sistema, el encargado de luchar contra la corrupción, para que así, de manera realmente coordinada, se presente un frente común, un dique que no permita que las olas de la corrupción o las mareas de la opacidad inunden el páramo de nuestra incipiente democracia.

Ex comisionado del IFAI.
@atrinidadzal

Fuente: El Universal