Muchos panistas siguen viendo al PRI tradicional como un partido peor, por su historia, de lo que hoy representa Morena como amenaza a la democracia.
Hace algunas semanas escribí un pronóstico sobre la elección del Estado de México (15/abril). Ahí hice las siguientes reflexiones: “En esta elección, como en todas, hay ventajas y desventajas para cada contendiente. El mayor problema para Morena es su candidata, pues ha sido calificada como parte central de un delito electoral (es decir, grave) y de un desfalco en la SEP.
“Fue el TEPJF quien determinó lo primero, pero al mismo tiempo aclaró que a él no le tocaba aplicar ninguna sanción personal (eso corresponde a la Fiscalía Electoral, hoy en manos de Morena, que duerme el sueño de los justos). Pero todo indica que al grueso de los electores mexiquenses eso les tiene sin cuidado (o ni siquiera están enterados).
“En cambio, Morena tiene muchas ventajas, pues probablemente volcará al gobierno federal y los estatales bajo su mando para elevar sus probabilidades de triunfo (como lo hizo el PRI en 2017). Otra ventaja es que el Edomex podría ser parte de la oleada pro Morena que hemos v isto desde 2018, donde una mayoría ciudadana, cansada de los partidos tradicionales, quiere aferrarse a una esperanza, aunque en realidad ese partido esté formado por los mismos personajes surgidos del PRI, PAN y PRD. El ilusionismo de las nuevas siglas y colores es muy potente como lo hemos constatado estos años.
“La oposición en cambio presenta varios obstáculos; está la duda sobre cómo se comportará el gobernador saliente, Alfredo del Mazo. Si lo hace como sus pares en otras entidades (entregar la plaza a cambio de impunidad), pues sus probabilidades de triunfo prácticamente se reducen al mínimo. Es una incógnita sin despejar, pero no puede descartarse. Recientemente hubo un giro central respecto a Movimiento Ciudadano que recién decidió no competir por la gubernatura.
“Su candidato Juan Zepeda calculó que su presencia provocaría que lo culparan de una eventual derrota de la oposición, lo que estorbaría al proyecto de su partido hacia 2024. En principio, eso podría ayudar a la oposición, si bien encuestas señalan que los votantes de MC están en contra de Morena lo mismo que del PRIAN (El Financiero).
“Es decir, no necesariamente se irán a la coalición anti-Morena, sino que podrían abstenerse, en cuyo caso las cosas seguirían esencialmente igual. Pero MC y el PRI intercambian descalificaciones y acusaciones, lo que evidentemente favorece a Morena”. Hasta aquí la cita.
El pronóstico general se cumplió, si bien no era claro con qué ventaja ganaría Morena sobre la coalición PRI-PAN-PRD. Mientras más amplia fuera la ventaja, más dificultades habría para la alianza Va por México, lo mismo en preservarse como tal como en diseñar una estrategia para hacerse competitiva en 2024.
La alianza ha decidido continuar, pese a que muchos le recomiendan al PAN reconsiderar su vínculo con el PRI. Muchos panistas no ven bien esa alianza, y la prueba es que en Edomex de cada cuatro votos obtenidos por Alejandra del Moral, sólo uno provino del PAN.
Por lo visto, muchos panistas siguen viendo al PRI tradicional como un partido peor, por su historia, de lo que hoy representa Morena como amenaza a la democracia. Y lo mismo podría decirse de muchos otros ciudadanos antiobradoristas aunque no sean panistas. Por eso probablemente la baja participación en Edomex.
Lo que puede decirse es que si bien hay un buen número de ciudadanos movilizados a favor de la democracia, que asistieron voluntariamente a las marchas en defensa del INE, son más los que no les preocupa demasiado lo que ocurra con la democracia, e incluso muchos, alineados con Morena, que añoran el viejo régimen de partido hegemónico, con la única condición de que sea de siglas y colores distintos.
Ante lo cual la oposición debe redoblar el esfuerzo por diseñar un proceso amplio y ciudadano para seleccionar a su candidato presidencial, y también hacer las alianzas necesarias para evitar que Morena se quede con el control del Congreso, pues de ocurrir eso, entonces sí vamos a regresar políticamente cinco décadas en 2024.
Fuente: El Universal