Cada
inicio de sexenio el Poder Ejecutivo integra un Plan Nacional de
Desarrollo (PND) para definir las áreas de atención prioritarias y hacer
un ejercicio de planeación que permita desarrollar la visión que el
gobierno tendrá para su periodo de gestión. Con ello se da cumplimiento a
lo establecido en el Artículo 26 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y el pasado 30 de abril se publicó en la Gaceta
Parlamentaria de la Cámara de Diputados la propuesta del PND 2019-2024.
(Consulte aquí el PND)
Este Plan está ordenado en tres ejes específicos en donde se desarrollan
ideas generales para hacer frente a los problemas que aquejan al país:
Política y Gobierno, Política Social y Economía. Es precisamente en el
capítulo de Política y Gobierno donde se incluyen algunas ideas para
hacer frente al problema de la corrupción. En el PND se define la
corrupción como “la forma más extrema de privatización, es decir, la
transferencia de bienes y recursos públicos a particulares” (PND, 2019
p. 14) y, erradicar la corrupción se plasma como uno de los objetivos
centrales para el sexenio.
Esta definición pone el énfasis en el desvío de los recursos públicos y
pone el acento en el ejercicio presupuestal como la herramienta que
medirá los resultados de los programas. Sin embargo, los “cómos” en el
PND no llegan a desarrollarse en líneas estratégicas que puedan dar
claridad a las acciones que se estarán impulsando para ello. Desde las
instituciones se deben cerrar espacios de opacidad para evitar que se
sigan reproduciendo los actos de corrupción. Esta labor requiere de un
rediseño institucional que no queda claramente plasmado en el PND.
Reorganizar el ejercicio del gasto será una tarea fundamental para
aprovechar mejor los recursos públicos, pero también se requiere de una
burocracia preparada y blindada de cualquier tipo de intereses. Sin
embargo, el desarrollo de un esquema de profesionalización para el
sector público es el gran pendiente que no logra plasmarse de manera
clara en el PND. La labor de combate a la corrupción solo puede lograrse
fortaleciendo a las instituciones y ofreciendo a las burocracias
condiciones que le permitan deber su lealtad y no una causa política.
Este es un pendiente que lleva años sin resolverse, habrá que esperar a
ver las propuestas en materia de profesionalización que se desarrollen
en el sexenio.
Liliana Veloz Márquez
Directora Ejecutiva
Red por la Rendición de Cuentas