El derecho a la información y las instituciones que lo protegen son resultado de la ola de transiciones a la democracia de finales del siglo pasado.
En representación del Pleno del INAI, quien ostenta la Presidencia y el Secretariado de la Conferencia Internacional de Comisionados de Información, participé en la 14ª edición de la ICIC, considerado el espacio de diálogo más importante en materia de acceso a la información en el mundo.
Teniendo como sede el país de Filipinas, en esta ocasión participaron Comisionadas y Comisionados de lo más de 30 países que integran la ICIC, así como representantes de los organismos internacionales, en donde el objetivo fue promover y proteger el legítimo derecho de las personas a conocer sobre la vida pública, como una vía para que la verdad y el conocimiento estén al alcance de todas y todos, fomentando gobiernos más abiertos y responsivos.
Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Ghana, Túnez y Nepal impulsaron, en el seno de la ICIC, un pronunciamiento de respaldo al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), en el que se reconoce el papel del organismo garante mexicano como impulsor, promotor y modelo del derecho a saber a nivel internacional. A iniciativa de la representación de Ghana en la ICIC, los países referidos manifestaron su deseo de que, en breve, el Pleno del Instituto reanude sus actividades cotidianas, lo que le permitirá atender los más de 6,000 expedientes de recursos de revisión en materia de acceso a la información y de protección de datos personales que no se han podido votar en la máxima instancia del INAI, por falta de quórum.
ICIC representa el foro global de cooperación y colaboración más importante del mundo en materia de acceso a la información, al que actualmente pertenecen 84 autoridades de 52 países y jurisdicciones locales de todos los continentes, el cual desde 2021, es presidido por el Pleno del INAI.
Hace unos días, en la ceremonia de apertura de las jornadas de actividades, planteé tres ideas básicas que nos dan luz sobre la profunda vinculación entre las democracias y el derecho a la información:
1) se debe puntualizar que el derecho a la información y las instituciones que lo protegen son resultado de la ola de transiciones a la democracia de finales del siglo pasado. Basta recordar que, antes del año de 1990, solo existían 12 leyes especializadas en la materia; hoy, contamos con 135. Este derecho es el resultado de la victoria, de los avances y de los valores de la democracia y del nacimiento de un nuevo concepto de ciudadanía: uno que le reconoce como protagonista, vigilante y arquitecto de la vida públi2) La segunda idea, como introducción a los trabajos de la 14ª edición de la ICIC es que, una vez que las instituciones que representamos dieron sus primeros resultados y la transparencia se convirtió en un elemento sustantivo en ese momento, el conocimiento de la acción del gobierno, el derecho a la información se convirtió en una herramienta de empoderamiento, pero también de control ciudadano sobre las acciones de sus autoridades.
3) La tercera idea, con la que propuse abrir los trabajos de esta 14ª edición de la ICIC, es que el derecho a la información comparte los objetivos de todo gobierno democrático y, además, permite el progreso de las sociedades: desde facilitar la inclusión social, hasta encauzar el desarrollo económico, como habremos de demostrar en estos días, a través de evidencias contundentes a lo largo y ancho del mundo.
A propósito del tema central de esta conferencia, quiero recordar una de las lecciones que nos ha dado la historia en las últimas décadas: las democracias no se ganan de una vez y para siempre, no son perpetuas; para perdurar, deben construirse de forma permanente y poner en el centro a la ciudadanía.
Para lograrlo, una de las precondiciones es garantizar su derecho a saber, su derecho a la información, porque solo así los gobiernos pueden demostrar su probidad, recuperar la confianza y participación ciudadana y reconstruir el tejido social, todo ello, imprescindible para la democracia.
Fuente: Expansión Política