Miguel Barbosa, presidente del Senado de la República los “balconeó”: Varios gobernadores de diversos partidos políticos se encontraban cabildeando en la Cámara Alta para que la minuta anticorrupción sufriera un ligero cambio. Ligero, nada más.

No piden mucho, solamente realizar una pequeña modificación casi insignificante. Pero si prospera “el detallito” legislativo se mantendrían en una caja negra miles de millones de pesos de participaciones federales sin que exista una fiscalización efectiva en los estados.

Así, con esa ligereza, nada más piden un simple cambio: Quitarle la facultad a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) para que no pueda auditar las participaciones federales así como se auditan las aportaciones.

Es un tema muy técnico, tal vez, pero en pocas palabras quieren seguir gastando miles de millones de pesos como se les pegue la gana y sin estar sujetos a una efectiva rendición de cuentas.

La minuta que de aprobarse en el Senado aprobaría el Sistema Nacional Anticorrupción, está ahora sujeta a fuego multipartidista porque por lo visto hace lo que tendría que hacer: Limitar la fiesta a un cúmulo de sinvergüenzas que hacen lo que quieren con nuestro dinero.

Los gobernadores están fuera de control. Pretenden seguir siendo los virreyes de la democracia moderna, los señores feudales en una parcela de poder en la que todo lo pueden.

Eso no lo podemos permitir.

De las cosas más positivas de la reforma está que la Auditoría Superior de la Federación podría auditar empréstitos (créditos) y participaciones federales, que en algunas ocasiones llegan a ser hasta el 90% de los ingresos de los gobiernos estatales y, en general, se les entrega para su operación cotidiana.

Es la fuente para el gasto corriente de los gobernadores, es de donde provienen los peores manejos y actos de corrupción. Precisamente por la débil (si no es que irrisoria) fiscalización.

De los datos que existen en torno a las participaciones se conoce que casi 23 millones de pesos no fueron ejercidos. 18 mil millones de pesos no fueron comprobados, 11 mil millones fueron transferidos a cuentas no autorizadas, 8 mil millones a conceptos que no corresponden a los fines originales, 4 mil millones a pago de remuneraciones indebidas y casi 3 mil millones simplemente no llegaron a las secretarías de finanzas.

Así el relajo de nuestro gobers.

Miles y miles de millones de pesos están en juego (y las y los senadores tienen un mandato que cumplir y un compromiso empeñado con la sociedad: ¿Cederán ante las presiones de los virreyes nacionales o harán lo que es correcto? ¿echarán a perder incluso la legislación en materia de transparencia que tiene la colegisladora y que pende de un gran acuerdo parlamentario por avanzar?

Balance

Lo que me queda claro es que, a pesar que ambas reformas son perfectibles (la del Sistema Nacional Anticorrupción en el Senado y la de Ley General de Transparencia en Diputados) son el máximo posible de nuestra realidad. Es lo máximo que se logró.

Los Ricardo’s Anaya’s, los Maderos, los Manlio’s Beltrones y compañía no dieron para más a pesar de que el contexto nacional no pide, sino exige, de mucho mucho más.

Como sea es un avance, no minúsculo, en ambos casos.

¿Por qué permitir que ahora sean los gobernadores quienes vengan a dinamitar lo ganado para defender su caja negra?

Vale la pena una pregunta más al senador Barbosa: ¿Quiénes son los adalides de la opacidad y la corrupción? ¿Quiénes se atreven a intentar perpetuar su corrupción a niveles inimaginables?

En La Lupa: La corrupción como Godzilla

Debo agradecer a Incide por la invitación a dar una plática sobre “Transparencia y participación ciudadana como herramientas contra la corrupción”.

Les estoy muy agradecido tanto a Mariano Katase como a Guillermo Moreno Ríos por promover y permitir este tipo de reflexiones.

De lo que ahí se dijo, por espacio insuficiente, no podemos decirlo todo. Solamente recordar la fórmula Klitgaard: Monopolio + Discrecionalidad en la toma de decisiones – Transparencia y rendición de cuentas = Corrupción.

Si en realidad queremos limitar, acotar o combatir la corrupción en cualquier ámbito debemos combatir los monopolios en la toma de decisiones, incluir suficientes controles para evitar la discrecionalidad en cómo se toma una decisión y, sobre todo, que exista la seguridad de que habrá quién solicite cuentas de cómo y por qué el resultado fue uno y no otro.

Eh ahí una respuesta.

Fuente: Las 5 mx