Durante más de diez años se ha especulado sobre el contenido de una posible reforma fiscal. Intentos de realizarla ha habido varios, también muchísimas discusiones. Por lo anterior, la decisión del ejecutivo (anunciada desde el inicio del sexenio), de presentar una reforma hacendaria en el Paquete Económico 2014, creó amplias expectativas. Lo primero a entender es que la reforma hacendaria es una de las tres “patas” que reconfigurarían el sistema fiscal mexicano. Las otras dos son la reforma energética, de manera especial el régimen fiscal de PEMEX; y las reformas a la seguridad social. El paquete económico presentado cubre las tres vertientes, pero no es concluyente en ninguna de ellas.

La Reforma Social y Hacendaria fue presentada por el ejecutivo federal dentro del paquete económico 2014. No es una reforma fiscal en el sentido que la estructura de ingresos federales recibe cambios pequeños, y la estructura de gasto público permanece casi idéntica con respecto al paquete económico anterior. En términos de horizonte, el objetivo primordial de la propuesta es hacer una política fiscal contracíclica por medio de gasto público deficitario. También la propuesta busca agrupar una serie de programas existentes (unos en su forma actual y otros modificados) y agrega otros, a fin consolidar un conjunto de derechos sociales que constituirían la seguridad social [universal] en México.

Por el lado de los ingresos los cambios principales propuestos son la eliminación de varias deducciones y exenciones tanto en los impuestos indirectos (IVA, IEPS) como en el sistema renta (ISR, ya que se plantea eliminar el IETU y el IDE). En caso de ser aprobados los cambios al sistema renta, su eficacia dependería en gran parte de la administración tributaria. Sus efectos en la recaudación y /o decisiones de los agentes económicos pudieran trascender fácilmente un ejercicio fiscal. En cuanto al régimen fiscal de PEMEX, la vigencia de posibles cambios comenzaría hasta enero de 2015. Se tiene que definir el rol de la renta petrolera en las finanzas públicas mexicanas y sus canales de incorporación (derechos, impuestos, etcétera).

Por el lado del gasto queda pendiente el fondeo de la seguridad social en el país a fin de asegurar su viabilidad de largo plazo. Se observó un incremento inercial muy considerable del gasto corriente. Este pudo ser financiado debido a la holgura del déficit. Todavía existen rubros poco transparentes en términos de incidencia y efectos del gasto público. Aquí se presenta un área importante para mejorar la calidad del mismo.

Se observan crecientes presiones por el lado de gasto debido a compromisos ya existentes (pasivos contingentes) y a nuevas políticas públicas: ampliación de la seguridad social, desarrollo de infraestructura, etcétera. Los cambios propuestos a ingresos no despetrolizan las finanzas públicas, tampoco amplían de manera importante los ingresos tributarios no petroleros (al menos en el corto plazo). Esta combinación representa un gran reto de mediano plazo, en particular si se quiere evitar presiones de deuda pública (vía déficits). La sostenibilidad del sistema fiscal mexicano debe de ser un objetivo de primer orden en las políticas públicas.

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