El Instituto para la Seguridad y la Democracia A.C. (Insyde) “desnudó” en un estudio integral al Instituto Nacional de Migración (INM), donde encontró corrupción, indicios de vinculación de sus operadores con el crimen organizado, falta de supervisión, transparencia y venta de droga en las estaciones migratorias, entre otras cosas.

En este documento que investigadores de la asociación civil terminaron a mediados del año pasado, documenta que el INM es fiel representación de la precariedad en la que se encuentra la política migratoria en México, “país que no ofrece al migrante lo que le exige al otro a favor de sus propios migrantes”.

Las investigadoras del Insyde, Glenda Aguilar, Andrea Bravo, Aída Román y Sonja Wolf, luego de varios meses de trabajo concluyen en el análisis que el INM es una entidad pública en muchos sentidos dejada a su suerte y en extrema descomposición.

En varias ciudades del país, incluyendo Juárez, los investigadores recogieron evidencia de las condiciones que ponen en riesgo a muchos migrantes en México.

Los agentes encargados de velar por la integridad de los extranjeros se aprovechan de la vulnerabilidad de los mismos y en casos extremos los prostituyen, como en Tapachula, Chiapas, donde funcionarios del INM son dueños de dos bares usados para la explotación sexual, dice el reporte.

En Juárez se encontraron irregularidades en la estación migratoria del puente Santa Fe, donde personas extranjeras son detenidas en espera de su deportación a los países de origen, según el documento titulado “Diagnóstico del Instituto Nacional de Migración”, que publica la asociación civil en su página de Internet.

Se hicieron entrevistas en 10 estaciones migratorias que fueron revisadas, a las que se calificó como instituciones totalitarias y donde los indocumentados pueden permanecer hasta 90 días retenidos.

En la local se encontró un acceso limitado a organizaciones civiles y eclesiásticas, así como nulo para representantes de medios de comunicación, según el estudio.

Las investigaciones determinaron que personal de limpieza de la estación migratoria local revende a los migrantes productos de abarrotes, cigarros, café, dulces, papas fritas, refrescos y tarjetas telefónicas.

Se confirmaron otras prácticas de lucro como el hecho de que algunos agentes del INM recogen el dinero que los familiares de algunos de los migrantes detenidos les depositan en Western Union o MoneyGram.

Sin embargo, estas actividades comerciales contravienen las disposiciones establecidas, ya que la introducción de productos alimenticios externos –al menos por parte de los agentes migratorios– está prohibida. Asimismo, se están introduciendo productos que pueden poner en peligro la vida de las personas, tales como los cigarrillos que pueden ser usados para provocar incendios.

Esta reventa se confirmó también en las estaciones migratorias de Tlaxcala, Tijuana, Acayucan e Iztapalapa, de acuerdo con las investigadoras.

En general, las estaciones migratorias y las estancias provisionales no están lo suficientemente reguladas.

Estas circunstancias podrían contribuir a que se cometan tantas faltas en contra de los derechos humanos de las personas migrantes detenidas, señala el diagnóstico.

Ciudad Juárez fue donde todos los migrantes entrevistados reportaron que los agentes del INM eran amables y respetuosos, estaban disponibles para cualquier cosa y actuaban cuando se les pedía algo. Pero los observadores encontraron que ninguno de los migrantes había sido informado de su derecho de comunicarse con un representante consular y legal.

En la Estación Migratoria (EM) de Tapachula se reportó además la venta de drogas por parte de agentes del INM y el hecho de que una agente lesbiana del INM prometía servicios o la agilización de trámites a cambio de favores sexuales.

Asimismo, en la EM de Iztapalapa se reportó la venta de drogas por parte de personal del INM.

Los golpean y los roban

En los controles y verificaciones migratorias, específicamente en los lugares habilitados para tal fin, el primer hecho de violación ocurre cuando se trata de identificar a migrantes indocumentados: son discriminados por su apariencia; como segundo hecho, se han registrado abusos físicos (golpes) y verbales (insultos, intimidaciones).

Aparte de las violaciones, se cuentan también delitos cometidos en contra de las personas migrantes: el robo de las pertenencias y las extorsiones, todas también presentes en los operativos.

Sin embargo, en las entrevistas, es mayor el número de alusiones a las violaciones de derechos humanos ocurridas en los operativos que se realizan. Entre ésta, se nombra que: “Los golpes durante los operativos del INM son lo más común”.

Existen casos en que se ha llegado a violentar de forma extrema la intimidad de los migrantes; por ejemplo, en los retenes los agentes del INM han registrado su ropa interior, asentó el estudio.

Los venden al crimen organizado

Cuando el INM hace operativos y detiene a migrantes, los entrega al crimen organizado, según esta investigación.

“Los agentes hacen sus operativos y luego hacen una clasificación de los migrantes, según el mayor y el menor precio: el mayor precio lo tienen los migrantes que no viajan sin dinero: los cubanos, los hindúes, los chinos y, a veces, los brasileños. Ellos le interesan más al narco. Los centroamericanos entran más a las estaciones migratorias, no porque pasan más, sino porque no son rentables”, apunta.

Los investigadores encontraron que en la EM de Iztapalapa se confirmó la existencia de una celda de castigo, dotada de un baño, donde –según uno de los entrevistados- se encontraba desde hacía más de un mes un hombre israelí.

En las diferentes estaciones migratorias del país han muerto nueve migrantes por infarto y suicidio, dice el resumen, que también identificó que en estos lugares oficiales se exige dinero a los indocumentados a cambio de su libertad.

“En algunos de los centros se reportaron hechos –posibles o actuales – de extorsión a migrantes por parte de personal del INM. Resalta que la extorsión, sea intentada o consumada, se da especialmente con ciudadanos de lugares más distantes, ya que podrían estar dispuestos a pagar fuertes sumas de dinero para evitar ser devueltos a sus países y tener que volver a emprender viajes muy largos”, se menciona…

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