De nobles no tienen nada. Los educaron mal y son parte del problema. Si México no va bien se debe sobre todo a la mediocridad de sus élites. Existen en un mundo aparte porque la sociedad los eligió injustamente como sus hijos privilegiados. Porque sus padres los han sobreprotegido. Porque las escuelas donde acuden son meramente un club social. Porque en el país donde nacieron el esfuerzo vale poco y el dinero lo es prácticamente todo.
Los síntomas de la pobreza intelectual que predominan entre la élite mexicana son inocultables. Puede uno mofarse de ellos, como lo hizo Gary Alazraki con su película, o ponerse a llorar cuando se es víctima de su prepotencia como en los videos de la Lady Profeco, las ladies de Polanco o el señor Sacal. Y sin embargo, alguna emoción más firme de repudio habría de merecer su escandalosa frivolidad.
En fecha reciente las redes cocinaron vivos a los autores de dos videos producidos por estudiantes de preparatoria. Uno fue factura de la generación 2013 del Instituto Cumbres. El otro, de la misma generación pero en su caso la inscrita en el Colegio Irlandés. Tanto escándalo provocaron sus contenidos que hoy, si se acude a las páginas web, aparece una leyenda que dice: “acceso denegado.”
El primero no tiene desperdicio. Un príncipe de los tiempos posmodernos, rodeado de sirvientes, despierta bilando su escultórico cuerpo caucásico gracias a que su valet, ataviado de librea, le lleva el desayuno a la cama. Mozalbete de 17 años con aspiraciones de multimillonario que solo por el azar de la cigüeña amanece con jugo de naranja en la cama en vez de llevarlo.
Este mismo reyesito exhibe ante sus compañeros un cuarto para vestirse donde los relojes caros y de marca son incontables, lo mismo que las corbatas, los zapatos, las camisas y las cadenas doradas. Hijo de jeque petrolero en un país donde el petróleo no es recurso privado. Ahí se disfraza para su graduación, cuál Mikey Rourke en la película 9 semanas y media: galán irresistible que se lo merece todo sin ser capaz de ofrecer nada.
Cierra el video cuando este personaje de película sube a un descapotable, un MGM de color blanco, en cuyo asiento contiguo va sentada un princesa merecedora de su fortuna. El jardín delantero de la casa imperial nada envidiaría al Palacio de Versalles, siempre y cuando quien lo mire no recuerde que, por un grado menor de frivolidad, la nobleza de otros tiempos sufrió violenta caída.
El video de los alumnos del Instituto Cumbres es una ingenua representación si se compara con el que se recetaron los graduados 2013 del Colegio Irlandés. Ahí la producción fue todavía más cara y sobre todo alucinantemente más larga.
Hordas de zombis vestidos con traje Armani que dentro y fuera de una inmensa piscina se embrutecen con alcohol y probablemente otras linduras. Uno de ellos, acaso el dueño del carnaval, enciende una botella en cuyo interior han sido vertidos líquidos inflamables, a la manera de una bomba Mólotov.
Lanza el objeto y este cae sobre un autobús vacío de pasajeros que se halla estacionado en el jardín de la residencia. Las llamas levantan mientras los sórdidos muchachos se regocijan por lo que son capaces de hacer con el ocio que les sobra.
La orden de los Legionarios de Cristo ha educado a los estudiantes de ambas instituciones “académicas.” Al parecer, las élites chilangas continúan teniendo en alta estima a estas dos instituciones, todo un símbolo de su filosofía de vida. Son buen recinto para que, sin mayor esfuerzo, su descendencia construya patrimonio relacional, mientras sus tutores se encargan con celo de evitar el molesto disgusto que provocaría a sus vástagos enterarse sobre el país donde realmente viven.
Fuente: El Universal