No se puede tapar la violencia con uno ni mil dedos. La frontera entre Chiapas y Guatemala lleva meses asediada por dos tragedias: la violencia y el ocultamiento de esa violencia.

Las poblaciones acusan desplazamiento forzado, extorsión y homicidios. En Frontera Comalapa y Chicomuselo han tratado de hacerse oír.

Cada vez el gobierno federal, en voz del presidente Andrés Manuel López Obrador, responde que es mentira. El jueves 4 de enero de este año, por ejemplo, aseguró que la región estaba en paz y que los únicos muertos son las bajas que se producen cuando las bandas del crimen se enfrentan.

“Con todo respeto, respondió a una periodista, no es cierto que haya desaparecidos.” Tampoco que el registro de víctimas sea manipulado.

Otra vez estamos ante versiones encontradas. O hay miles de familias desplazadas, o bien la región está en paz.

Una de las organizaciones de derechos humanos más vocales a propósito de esta denuncia es el centro de derechos humanos Fray Bartolomé de las Casas, el Frayba. Su presencia en prácticamente toda la entidad, desde hace treinta y cinco años, le convierte en una fuente difícil de desacreditar.

Fue esta misma organización quien dio a conocer, según testimonios recabados por su personal, una masacre ocurrida el pasado domingo 31 de marzo en la comunidad de Niños Héroes, ubicada junto a la presa La Angostura.

Al día siguiente, el presidente acusó nuevamente al Frayba de haber exagerado.

La organización reportó que al menos 25 civiles habrían perdido la vida al encontrarse como víctimas de un fuego cruzado entre la Guardia Nacional y una organización criminal.

El mandatario refutó asegurando que junto a la presa habrían muerto únicamente cinco personas.

Una vez más las verdades incompatibles; o fueron cinco o bien fueron veinticinco. Cualquier muerte es trágica, pero su gravedad se multiplica cuando los funcionarios participan de su ocultamiento.

Si no hubiera antecedentes podrían ponerse en duda los datos de la organización. El problema es que la negación sistemática precede a este evento.

Zoom: la disputa por la frontera entre Chiapas y Guatemala es real. El desplazamiento de comunidades está corroborado. La guerra que se libra por las empresas criminales es innegable. ¿Por qué la masacre del domingo pasado no sería una masacre?

Fuente: Milenio