Introducir mecanismos que garanticen la transparencia y rendición de cuentas del Congreso de la Unión, con el objeto de optimizar su rendimiento es, cada vez más, una tarea impostergable.

Las sesiones plenarias son, sin lugar a dudas, la actividad más visible de un Congreso. Dado que el tiempo que pueden dedicar los legisladores a la discusión, en asambleas generales, de los diversos asuntos legislativos es limitado, el uso que los legisladores le dan a las sesiones – abordando más o menos asuntos y debatiéndolos con mayor o menor profundidad – es fundamental para cumplir con los propósitos de la institución legislativa.

Durante las últimas tres legislaturas y lo que va de la actual en la Cámara de Diputados (LIX, LX, LXI y LXII) se presentaron en total 10 mil 013 puntos de acuerdo. Esto equivale a un promedio de 2.2 puntos de acuerdo por cada día natural o de 14.4 puntos de acuerdo por cada sesión celebrada.

Los puntos de acuerdo están definidos en el Reglamento de la Cámara de Diputados como una “petición para que la Cámara asuma una postura institucional respecto a un asunto no legislativo”; curiosamente, el Senado de la República no los define en su Reglamento. Son una manifestación de las funciones de indagación, de control y de orientación política del Congreso mexicano. Los diputados, así como los senadores, están facultados para presentar éstas peticiones de manera individual o conjunta; suelen estar dirigidos, casi en su totalidad, a dependencias gubernamentales en los tres niveles de gobierno, órganos autónomos, etcétera.

Su problema radica en que, más allá de sus (cuestionables) efectos políticos, los puntos de acuerdo no son vinculantes jurídicamente; esto significa que sus resoluciones pueden o no ser acatadas por los actores a los que se remiten, y el desacato no acarrea consigo ninguna repercusión.

Pese a su dudosa efectividad, el número de puntos de acuerdo presentados en cada una de las tres últimas legislaturas ha seguido una tendencia ascendente. De 2003 a 2006, se presentaron 2 mil 099 puntos de acuerdo; de 2006 a 2009, 2 mil 829 y la cifra se dispara de 2009 a 2012, pues en ese lapso se presentaron 4 mil 087 puntos de acuerdo.

¿Son los puntos de acuerdo un lastre para la actividad legislativa? Desde nuestra experiencia en el seguimiento del trabajo legislativo del Congreso de la Unión, sí lo son. Es indudable que los puntos de acuerdo atienden problemas particulares en temas no legislativos y los traen a la agenda pública. Su debate y deliberación atrae la atención de medios y opinión pública, presionando (que no obligando) a la solución de los mismos. Sin embargo, el bajo porcentaje de puntos de acuerdo presentados que son atendidos por sus destinatarios, así como la predilección por discutirlos por encima de dictámenes e iniciativas, asuntos legislativos de mucha mayor relevancia, obstaculiza indudablemente el desahogo de reformas de ley, labor primordial del Congreso.

El problema no sólo se manifiesta en el tiempo de sesiones que ocupan los puntos de acuerdo; En el caso de la Cámara de Diputados, si comparamos el número de puntos de acuerdo presentados (LIX: 2,009; LX: 2,829; LXI: 4,087; LXII*: 998), con el número de iniciativas presentadas (LIX: 3,186; LX: 2,944; LXI: 3,844; LXII*: 888) y de dictámenes votados (LIX: 529; LX: 347; LXI: 517; LXII*: 119)  durante las tres últimas legislaturas y lo que va de la actual, es posible observar que el número de puntos de acuerdo se encuentra casi aparejado con el número de iniciativas y supera considerablemente (aunque esto es natural) el número de dictámenes votados. Debido a la propia dinámica legislativa y ya que, como señalamos anteriormente, el tiempo de sesiones es limitado, la mayor parte de estos asuntos engrosa la carga de trabajo de las comisiones legislativas.

La LXII Legislatura

Al día de hoy (junio 6), han transcurrido 278 días desde el inicio de la LXII Legislatura. En ese lapso de tiempo, se han presentado un total de 998 puntos de acuerdo en la Cámara de Diputados. Esto equivale a un promedio de 3.6 puntos presentados por cada día natural o de 14.46 puntos por cada sesión

Del total de puntos de acuerdo presentados, únicamente el 13 por ciento del total ha recibido respuesta (132/998), al tiempo que el 20 por ciento ya ha sido desechado por las comisiones legislativas (205/998).  Sumados, sólo una tercera parte de los puntos de acuerdo han sido atendidos – respondidos o desechados -, mientras que las dos terceras partes restantes se encuentran en el “limbo legislativo”, sin respuesta y sin ser desechados.

Este dato demuestra la ineficacia de los puntos de acuerdo, pues los actores a quienes van dirigidos los desestiman por no tener efectos vinculantes, o bien, son desechados incluso antes de ser remitidos a sus pretendidos recipientes.

La rendición de cuentas del Congreso debe tener como elemento central la eficiencia de su trabajo. En este sentido, identificar los focos rojos que obstaculizan la labor legislativa es una obligación. El perfeccionamiento del marco institucional que agilice a nuestro Congreso es todavía un gran pendiente para la vida pública del país.

Hay mucho camino por recorrer, y el reconocimiento de los puntos de acuerdo como un lastre para el Congreso es un primer paso para avanzar la mejora de la institución legislativa.