Tomás Zerón de Lucio está bajo investigación por las irregularidades de su desempeño en el caso Ayotzinapa. Sin embargo, no es la primera vez que podría ser removido de su cargo por una actuación irresponsable.
En 2007, el actual director de la Agencia de Investigación Criminal ostentaba un buen puesto en la Policía Federal Preventiva (PFP). Era el coordinador de Control Policial. Sin embargo, su jefe, Genaro García Luna, debió exigirle separarse de esa corporación por un hecho grave ocurrido al norte del estado de Sonora.
La madrugada del martes 15 de mayo de 2007, doce camionetas último modelo recorrieron 200 kilómetros en dirección a Cananea. Según testimonios recogidos después, dentro de ellas viajaban alrededor de 50 sicarios disfrazados de militares y agentes de la AFI.
Las cámaras de seguridad ubicadas en las casetas de peaje filmaron este despliegue impresionante, sin que la autoridad reaccionara. Hoy no hay duda de que los mandos de la entonces PFP y de la antigua Agencia Federal de Investigaciones (AFI) estuvieron enterados de ese operativo criminal.
EL UNIVERSAL del lunes 21 de mayo de 2007 relató que uno de los delincuentes se valió de la frecuencia oficial de radio para advertir a las fuerzas federales: “No se metan, la bronca no es con ustedes, pero si se meten, tenemos que responderles”.
En una recuperación de estos hechos que hizo mi colega Héctor de Mauleón, se cuenta que ninguna autoridad federal opuso resistencia al trayecto del convoy.
Una vez en Cananea, los criminales combatieron a sangre fría a la policía municipal. Eran Zetas y en unas cuantas horas se hicieron del control de esta población, que tiene poco menos de 32 mil habitantes. Se habrían detonado más de 57 mil proyectiles en las inmediaciones. Murieron 22 personas, entre ellas siete policías municipales.
Una vez celebrada la investigación sobre lo ocurrido, el secretario García Luna exigió la renuncia a cinco mandos de la PFP por su actuación sospechosa. Entre ellos, Tomás Zerón de Lucio tuvo que presentar su dimisión.
Sin embargo, no tardó en encontrar acomodo dentro del gobierno del Estado de México. Ahí fue nombrado como coordinador de Investigación y Análisis de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México. Su jefe directo era Alfredo Castillo Cervantes.
Como responsable de esa área, le tocó atender el caso de la desaparición de Paulette Gebara, una niña que las autoridades encontraron debajo de su cama, después de haberla buscado por toda la República mexicana.
Esta historia es una de las más increíbles en el almanaque reciente de nuestra investigación criminal.
La niña de cuatro años fue reportada como desaparecida por sus padres el lunes 22 de marzo de 2010. Las áreas de investigación y análisis de la procuraduría del Edomex, con Tomás Zerón a la cabeza, utilizaron toda la inteligencia disponible para dar con su paradero. Se promovieron campañas en Twitter y Facebook, se llevaron perros entrenados al hogar de la víctima para perseguir su rastro. Inclusive la periodista Lilly Téllez estuvo en la habitación de la menor para hacer un reportaje a propósito del caso.
Nueve días después, la autoridad por fin encontró a la niña Paulette Gebara. Estaba debajo de su cama. Según versión oficial de la procuraduría mexiquense, murió asfixiada al escurrirse por una hendidura hacia el suelo de su habitación.
Nadie creyó aquella narrativa y, sin embargo, los responsables de fabricarla siguieron ascendiendo en la espiral burocrática.
Tomás Zerón fue nombrado en septiembre de 2013 director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), oficina que sustituyó a la antigua AFI.
Un año después le tocaría hacerse cargo de otra investigación grave: la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. La semana pasada, el director de la AIC fue acusado por celebrar diligencias de manera desaseada y en contra de la legalidad. En concreto podría haber sembrado pruebas y torturado presuntos responsables para hacer cuadrar la teoría oficial del caso con la verdad ocurrida la madrugada del 26 al 27 de septiembre de 2014.
Sus antecedentes curriculares no lo defienden. Tampoco explican por qué sus jefes lo protegen como si se tratara de su mejor amigo.
ZOOM: México está otra vez en las primeras planas de los diarios internacionales. Pero ahora no es porque atravesemos por nuestro mejor momento, sino porque cometimos la peor de las tonterías: mostramos ante la potencia del ojo exterior cuánta corrupción hay en el sistema de investigación judicial mexicano.
Fuente: El Universal