Si las cosas ocurren como están planeadas el lunes próximo el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) definirá dos cuestiones centrales para los estados como Tlaxcala, en que se desarrollarán elecciones locales en 2016.

Una es la designación de los Consejeros del Organismo Público Local (OPLE) electoral, y la otra es la redistritación electoral local. Ambas ahora responsabilidad del INE y no de las instancias locales como el Congreso Local en el primer caso y la autoridad electoral en el segundo. Medidas así decididas por los legisladores en la reforma constitucional y la ley secundaria respectiva en aras de dar mayor certeza y transparencia a partir de la experiencia negativa de que dichos cargos han sido tradicionalmente cooptados por el gobernador en turno y de que el proceso de definición de los distritos tenía, en general, serias carencias técnico científicas.

Queremos ocuparnos hoy de la redistritación en el caso de Tlaxcala (y dejar el otro tema para otra ocasión), para compartir la experiencia vivida de cerca, en nuestra calidad de representante de morena ante el Consejo General del Instituto Electoral de Tlaxcala (IET).

Y la premisa de la que partimos es que por ser un aspecto hasta inasible técnicamente hablando, se realiza en su mayoría, como lo anunciamos en el título, de espaldas a la gente que resultará afectada; es decir con una buena dosis de opacidad.

Al respecto he escrito dos artículos para quien quiera conocer los antecedentes del presente y le entienda más al caso.

En resumen, como quedarían conformados los distritos electorales locales en Tlaxcala, me parece que será un buen trabajo de construcción de microrregiones socioeconómicas y culturales. Es decir considero que es un producto de gran calidad, por lo que ese no es el problema.

En todo caso, sí lo es que dicho producto se elaboró sin la necesaria transparencia para que el ciudadano común estuviera enterado de ello. En otros términos, tenemos claro que una minoría de la ciudadanía, para no hablar de la población, está enterada que el próximo año se elegirán diputados en distritos nuevos. O sea que el municipio en el que vive estará incluido en distrito distinto al actual.

Será así, no sólo por el ejercicio de redistritación, sino porque también el Congreso Local decidió disminuir los distritos de 19 a 15, cuestión que también analizamos en otro artículo, siendo nuestra opinión que tal disminución es buena, así a secas.

Podríamos dejar esta opinión así, en términos de que sería bueno que la gente común se acostumbre a que cada equis tiempo se tiene que realizar la redistritación (incluso acostumbrarse a la palabrita) electoral principalmente por los cambios poblacionales. Es decir crecimientos o decrecimientos en las mismas, que en teoría obligan a redefinir constantemente estas demarcaciones para que se cumpla el principio democrático de “una persona, un voto”, que se puede traducir a que los distritos tengan “más o menos” la misma población y de esta manera el diputado de mayoría relativa que ahí se elija represente “más o menos” a la misma cantidad de gente en la asamblea legislativa.

Ese “más o menos” que entrecomillamos tiene su explicación técnica con términos como la definición de una “media poblacional” y el porcentaje (+/- 15%) de desviación respecto a ella que debe cumplirse.

Pero no nos perdamos en esos tecnicismos. Lo cierto es que a los interesados, lo que al final les importa es cómo quedan conformados los distritos y si ello les parece, desde el valioso sentido común de ser ellos quienes viven ahí, bueno, malo o regular.

Esto último es lo que quiero destacar del caso Tlaxcala y concluir la reflexión, ya que gracias a cierta sensibilización del Comité Técnico asesor y al consenso de los partidos en la Comisión Nacional de Vigilancia del Registro Federal de Electores, tendremos distritos que como ya señalé arriba pueden dejar satisfechos a una mayoría de la gente a pesar de que no estuvieron enterados del proceso.

Le hemos dicho a los expertos de ese comité que no aceptaron de inicio nuestras propuestas de modificación, las deficiencias, para no llamarlas incongruencias, de la propuesta elaborada por el algoritmo de “abejas artificiales”. Técnicamente se respaldaron muy bien por el personal de cartografía del RFE en Tlaxcala, encabezados por el Vocal, Hugo Zamora; y políticamente se consiguió que todos los partidos en el estado respaldaran la propuesta que construimos originalmente en el IET.

Digamos que estamos satisfechos con el resultado final, pero consideramos que próximos procesos similares, que los habrá en el ámbito federal como local, deberían buscar ser más transparentes, es decir que permitan el derecho a saber de las personas.

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