Introducción.
La llegada de las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como el auge de las aplicaciones móviles, han dado lugar al surgimiento de la economía digital. La economía digital se compone fundamentalmente de tres partes: a) La infraestructura (hardware, software, capital humano, etc.), b) e-business, es decir, cómo la tecnología digital influye en el proceso de los negocios y c) e-commerce, referido al comercio electrónico o compraventa de bienes y servicios por internet[1].
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, las plataformas digitales han traído consigo importantes cambios en el mundo laboral. De estas plataformas se deben distinguir dos tipos: las plataformas en línea, en las cuales el trabajo se terceriza mediante convocatorias abiertas a una audiencia geográficamente dispersa (una modalidad también conocida como crowdwork), y las aplicaciones (o apps) móviles con geolocalización, en las que el trabajo se asigna a individuos situados en zonas geográficas específicas. Si bien estas plataformas digitales son el resultado de avances tecnológicos, el trabajo que generan se asemeja a muchas modalidades laborales que existen desde hace tiempo, con la diferencia de que cuentan con una herramienta digital que sirve de intermediario[2].
Desarrollo.
A pesar de los vertiginosos cambios tecnológicos, los aspectos laborales no han mejorado de forma paralela como lo ha hecho la tecnología. Según Gabriela Bensusan, el peligro de que las ocupaciones emergentes en la economía digital profundicen la precariedad e informalización de los empleos en la región no puede verse sólo como resultado de la globalización y las transformaciones tecnológicas sino también de decisiones políticas que reforzaron las tendencias adversas del mercado de trabajo. No hay duda de que la tecnología ha sido puesta al servicio del interés por eludir las responsabilidades del empleador y/o reducir los costos laborales. Ello ocurrió al destruir empleos tradicionales con base en la innovación y la robotización, como al negar la naturaleza laboral de las relaciones de trabajo en las plataformas, independientemente de la heterogeneidad que caracteriza a la economía digital[3].
Por lo que, en México, el incremento en el uso de las aplicaciones para trabajar ha hecho que su regulación sea necesaria. En nuestro país la regulación comenzó con los impuestos digitales. Durante el 2019 el gobierno de México presentó el Paquete Fiscal 2020 que incluyó modificaciones a la Ley de Ingresos y a la Ley del IVA, incorporando impuestos a los productos digitales. Estos impuestos no se habían tenido en cuenta en la Ley vigente al 2019, ya que ésta databa de 1970, cuando empresas como Google y Amazon aún no habían nacido. Son dos los impuestos enmarcados en esta nueva ley: el IVA y el ISR o impuesto al servicio de aquellos que transaccionan en una plataforma digital. El IVA es un impuesto al producto diseñado para ser trasladado al usuario final, mientras que el ISR es el impuesto sobre la ganancia de quienes ofrecen algún tipo de servicio en una plataforma digital[4].
A pesar de estos esfuerzos, la regulación en nuestro país solo ha sido de índoles fiscal, sin dar lugar a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores digitales.
En Oaxaca, el uso de aplicaciones digitales comenzó en marzo de 2020 con el anuncio del servicio de Didi Taxi, una aplicación para teléfonos inteligentes con la cual el sistema de taxi de la capital oaxaqueña ofrecerá sus servicios principalmente a turistas nacionales y extranjeros acostumbrados al uso de estas herramientas[5]. Asimismo, Uber Eats llegó a Oaxaca el 28 de marzo de 2020, por lo que diferentes negocios de comida comenzaron a unirse como socios a Uber Eats[6].
Sin embargo, las aplicaciones móviles también han traído repercusiones, sobre todo a los trabajadores, quienes exigen cada vez más mejores condiciones laborales. En este sentido, ha surgido en la Ciudad de México, un colectivo denominado #NiUnRepartidorMenos es un colectivo que ha logrado sumar a más de 3,000 repartidores en el país para construir una red de apoyo. Se organizan a través de redes sociales, de grupos de WhatsApp y han logrado construir alianzas importantes con organizaciones y autoridades para mejorar sus condiciones laborales. En red apoyan a personas que sufren accidentes en bicicleta o en motocicleta, aunque no sean repartidores, atienden emergencias en tiempo real y acompañan a víctimas. Han logrado salvar vidas por su pronta reacción y por la cobertura que crece por toda la ciudad. Se apoyan con consejos sobre cómo pagar sus impuestos, cómo lidiar con clientes difíciles o con consejos de mecánica para arreglar sus vehículos. Lo anterior da cuenta que, como en el caso de aplicaciones móviles para movilizar pedidos de alimentos, se han exacerbado las malas condiciones laborales de los trabajadores de plataformas digitales[7].
Conclusiones.
En Oaxaca, es necesario comenzar a reconocer la importancia de la economía digital y de los sectores asociados a esta en su aportación a la economía Oaxaqueña y la regulación, tanto laboral como financiera, aparejada a esta nueva modalidad económica. A la fecha, no hay iniciativa alguna que proponga el reconocimiento de la economía digital como un sector emergente ni los mecanismos para regular su funcionamiento, ya sea desde la óptica de las finanzas públicas o del ámbito laboral. Lo anterior, requiere de una conversación entre el gobierno, los usuarios y trabajadores digitales, así como los patrones y empleadores de dichas plataformas. En este sentido, es pertinente que, para reconocer las contribuciones de los sectores relacionados a la economía digital, se tenga que medir el impacto de los mismos, su contribución en términos económicos, los empleos que puede generar en la economía oaxaqueña y la regulación necesaria, para generar un marco legislativo que permita un adecuado funcionamiento. La Secretaría de Economía del Gobierno del Estado de Oaxaca[8] junto al Consejo Estatal de Mejora Regulatoria[9], son las autoridades idóneas para analizar el impacto regulatorio y económico sobre estos sectores digitales.
[1] Debitoor. (s.f.). Economía digital – ¿Qué es la economía digital? Disponible en: https://debitoor.es/glosario/economia-digital, consultado el 28 de julio de 2021.
[2] OIT. (2019). Las plataformas digitales y el futuro del trabajo. Disponible en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—dcomm/—publ/documents/publication/wcms_684183.pdf, consultado el 28 de julio de 2021.
[3] Bensusan, Gabriel. (2020). Ocupaciones emergentes en la economía digital y su regulación en México. Disponible en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45481/4/S2000124_es.pdf, consultado el 28 de julio de 2021.
[4] De la Peña, Sissi. (2020). México y los impuestos digitales: ¿Cómo afectarán a los usuarios y a la economía digital? Disponible en: https://www.alai.lat/mexico-y-los-impuestos-digitales-como-afectaran-a-los-usuarios-y-a-la-economia-digital/, consultado el 28 de julio de 2021.
[5] Gobierno del Estado de Oaxaca. (s.f.). Oaxaca a la vanguardia en servicios digitales con DiDi Taxi: AMH. Disponible en: https://www.oaxaca.gob.mx/comunicacion/oaxaca-a-la-vanguardia-en-servicios-digitales-con-didi-taxi-amh/, consultado el 28 de julio de 2021.
[6] Imparcial. (2019). Uber Eats llega a Oaxaca. Disponible en: https://imparcialoaxaca.mx/la-capital/292499/uber-eats-llega-a-oaxaca/, consultado el 28 de julio de 2021.
[7] Nosotrxs. (2019). Repartidores exigen mejores condiciones laborales. Disponible en: https://nosotrxs.org/repartidores-exigen-mejores-condiciones-laborales/, consultado el 28 de julio de 2020.
[8] Gobierno del Estado de Oaxaca. (s.f.). Secretaría de Economía. Disponible en: https://www.oaxaca.gob.mx/se/, consultado el 28 de julio de 2021.
[9] Ley de Mejora Regulatoria para el Estado de Oaxaca y sus Municipios. Disponible en: http://docs64.congresooaxaca.gob.mx/documents/legislacion_estatals/Ley+de+Mejora+Regulatoria+para+el+Edo+de+Oax+y+sus+Mcpos+(Txt+orig+dto+733+aprob+LXIV+Legis+31+jul+2019+PO+35+3a+secc+31+ago+2019).pdf, consultado el 28 de julio de 2021.