Las auditorías de desempeño consisten en la fiscalización operacional o a la gestión, es decir, son una revisión independiente y objetiva de las tareas, programas u organizaciones de gobierno, mediante la estimación de los resultados en términos cualitativos o cuantitativos, o ambos, que verifica por tanto el efecto en las condiciones sociales y económicas, por lo que atiende a los criterios de eficacia, eficiencia y economía:
* Eficacia del quehacer público y con la que se han llevado a cabo los objetivos de la entidad fiscalizada y de los resultados alcanzados en relación con los pretendidos. Este criterio se mide por resultados con indicadores estratégicos y de impacto.
* Eficiencia gubernamental, que se refiere a la optimización del uso de los recursos. Este aspecto es analizado por las EFS a través del examen de los sistemas de información y de las medidas de control y desempeño. Este criterio se mide por la fidelidad de la operación al diseño del programa en cuestión, con indicadores de gestión, comparándolos con las mejores prácticas gubernamentales.
* Economía, se enfoca al control de las actividades de acuerdo con principios y prácticas administrativas razonables y con las directrices aplicables. Este criterio se mide por el costo de la política pública evaluada contra los resultados, teniendo en cuenta el menor costo posible.
La relevancia de este tipo de auditorías radica en que proporciona un examen independiente, pero no reiterativo, de las políticas públicas, comprobando su impacto sobre las poblaciones objetivo a través de indicadores de calidad (ej. grado de satisfacción ciudadana); examina la validez y fiabilidad de los sistemas de medición de desempeño, y permite analizar el comportamiento de los actores políticos involucrados (tanto el de los entes responsables de la implementación de las políticas, como el de sus operadores).
Más aún, el punto clave de las auditorías de desempeño consiste en que, al contrastar la medición de los resultados de los programas y políticas públicas con los objetivos correspondientes y con los medios para su implementación, y al posibilitar el análisis de los procesos operativos, éste tipo de revisión permite evaluar qué tan bien operan los programas públicos de acuerdo a la economía, eficiencia y eficacia de las actividades gubernamentales. Así, es factible conocer el grado de cumplimiento de los propósitos u objetivos propuestos por las políticas públicas.
Considerando lo anterior y pese a su evidente contribución para el fortalecimiento de la rendición de cuentas, a nivel global la práctica de estas auditorías no es homogénea y en la mayoría de países es aún incipiente debido a los limitados avances
metodológicos, contrario a lo que sucede con la vasta normatividad existente para la realización de auditorías financieras. Son pocas las EFS miembros de la Organización Internacional de las Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI, por sus siglas en inglés), quienes reportan un avance sustancial en la generación de directrices para la práctica de auditorías de desempeño bajo criterios y requisitos específicos. Por este motivo, en el seno de la INTOSAI se constituyó el Subcomité para la Auditoría de Desempeño (PAS, por sus siglas en inglés) –de entre cuyos miembros se cuenta la ASF–, para publicar normas y lineamientos para la implementación de auditorías de desempeño.
Es de destacarse la labor realizada por la ASF al procurar mantenerse al tanto de los nuevos desarrollos en la materia. Esto ha facilitado la adopción de buenas prácticas internacionales, dando como resultado el desarrollo de una metodología que, junto con la práctica, se ha mejorado progresivamente. Así, los esfuerzos institucionales se han dirigido hacia centrar las auditorías de desempeño de la ASF en una revisión sistemática, interdisciplinaria, organizada, objetiva, propositiva, independiente y comparada, del impacto social de la gestión pública y de la congruencia entre lo propuesto y lo obtenido.
Como muestra de los resultados alcanzados, se tiene que del total de auditorías practicadas en el último ejercicio fiscalizador (945), correspondientes a la revisión de la Cuenta Pública 2009, el 20.2% (191) se refiere a auditorías de desempeño.
Si realizamos un análisis comparativo respecto a las estadísticas de los años previos –desde la revisión de la Cuenta Pública 2000–, para evidenciar el claro avance en la práctica de estas auditorías en la ASF, destaca lo siguiente:
* La práctica de auditorías de desempeño por parte de la ASF ha registrado un crecimiento paulatino: para la revisión de las Cuentas Públicas 2000, 2002 y 2003 apenas se realizaban 24, en comparación con las 191 ya efectuadas para la Cuenta Pública 2009.
* Como porcentaje del total de revisiones anuales realizadas por la ASF, las auditorías de desempeño representaban casi 8% de las ejecutadas con motivo de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2000, lo que ha sido superado progresivamente hasta registrarse, en la actualidad, una razón superior al 20%.
* La brecha entre las auditorías de desempeño y aquellas con enfoque financiero y de cumplimiento normativo se ha reducido notablemente: para la revisión de la Cuenta Pública 2000 la razón fue de 9%, pero año tras año esta brecha se ha ido acortando. Así, hoy día el total de auditorías de desempeño representa el 33.7% del total de aquellas de regularidad. Es decir, por cada auditoría de desempeño se practican 3 de enfoque financiero y cumplimiento normativo, que contrasta con una proporción más desequilibrada (1:10) registrada hace una década.
Cabe señalar, sin embargo, que los avances en la materia no sólo se constatan al observar las tasas de crecimiento de las auditorías de desempeño. Un aspecto complementario refiere a la optimización en su realización, es decir, al mejoramiento de la metodología y su homologación a las mejores prácticas internacionales. En este sentido, en 2008 la ASF se sujetó a una Revisión Internacional entre Pares (Peer Review) para validar su práctica de auditorías de desempeño, la cual estuvo a cargo de las EFS de los Estados Unidos de América (líder), del Reino Unido y de Puerto Rico. Esta revisión arrojó un dictamen positivo, por cuanto se validó que el Sistema de Gestión de la Calidad estaba adecuadamente diseñado y operaba eficazmente para proveer la certeza razonable de que la ASF cumple con la legislación vigente y con las normas de auditoría de la INTOSAI en la práctica de las auditorías de desempeño; asimismo, se identificaron las buenas prácticas de la ASF.
Pese a los logros reportados, se reconoce que existen áreas de oportunidad para mejorar aún más el marco de aseguramiento de la calidad, para simplificar la metodología aplicada y para lograr una mayor consistencia en áreas específicas de documentación de las revisiones de los estadísticos, aumentando con ello la claridad de los informes de auditoría. Esto se explica porque las EFS operan en un entorno complejo y en constante cambio, así como por el hecho de que los procedimientos de las auditorías de desempeño son únicos para cada revisión, dependiendo del alcance, objetivos, datos disponibles, riesgo implícito, así como impacto en la sociedad.
Así pues, puede observarse que, independientemente al desarrollo progresivo de esta práctica en la ASF, a pesar de su realización sin perjuicio de la debida atención a las normas y principios de posterioridad, anualidad, legalidad, definitividad, imparcialidad y confiabilidad, estipulados en la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas de la Federación, los avances son aún insuficientes, lo que motiva a adquirir un compromiso permanente por mejorar la metodología aplicable y por impulsar cada vez mayor número de auditorías de desempeño.
Debemos tener presentes que la legitimidad y la confianza son valores esenciales que deben atenderse en el quehacer gubernamental. En este sentido, las auditorías de desempeño cobran relevancia porque pueden contribuir a fortalecer estos valores al elaborar información pública y fiable sobre la economía, la eficiencia y la eficacia con la que se llevan a cabo los programas y políticas públicas, así como servir de base para la toma de decisiones sobre futuros programas y actividades de gobierno. De ahí que es fundamental que la actuación y resultados de la Auditoría Superior de la Federación se mantengan independientes, imparciales y profesionales a fin de proveer de resultados de auditoría fiables, ajenos a intereses y sin vínculos (financieros, políticos o de otro tipo) con los entes sujetos a la auditoría, lo cual deja de manifiesto el interés institucional por representar tan sólo el interés público.