Ahora que los senadores tienen en sus manos la decisión crucial de designar a los integrantes del Pleno de lo que hasta ahora llamamos nuevo IFAI, sin ánimo de trivializar las cosas, creo que podemos pensar que les puede pasar lo del cohetero; tal como lo dice el refrán.
Que nadie se ofenda, pero efectivamente se dirá que como el cohetero: “si queda bien, le chiflan, y si queda mal, le chiflan.”
Por ello es que alejándonos de los lugares comunes es necesario reflexionar un poco sobre algunas cuestiones que por elementales parecen obviarse y luego es ahí donde empieza la rechifla.
Se tiene que enfatizar que tal designación es una decisión eminentemente política. Así es que de entrada hay que rechazar a aquellos que pudieran llegar a pedir que “no se politice”. Lo que no debe ocurrir es que se partidice la decisión en el sentido de que se antepongan filias o fobias a criterios más importantes como la experiencia y el conocimiento en la materia. En tal sentido el cargo de Comisionado es fundamentalmente político, no burocrático. Carácter que adquiere más ahora que estamos hablando de que se eleva a órgano con autonomía constitucional.
Y en términos de la política práctica no hay recetas para evitar los chiflidos. Pero sí mecanismos democráticos que posibilitan la mayor transparencia y objetividad posible en el proceso de designación de dichos funcionarios. En términos generales la convocatoria ya emitida nos parece que es un buen comienzo. http://comunicacion.senado.gob.mx/convocatoria.pdf
Sobre todo si, sin tantas complicaciones, se comprometen los senadores con el propósito explícito aunque un poco genérico de que se procederá con una “amplia consulta a la sociedad.”
Convocatoria de la que me parece clave tiene que procederse con el mayor tiento posible lo que corresponde a las bases, séptima y octava.
Respecto a la séptima debe quedar perfectamente claro el “formato” de las “comparecencias de las personas propuestas” y que se da por descontado cumplieron los requisitos.
Tiene que ser un ejercicio de auscultación que permita a los senadores y a la sociedad en general observar el talante y la capacidad de dichas personas para asumir tan alta responsabilidad y no una especie de “examen oral” que se quede en los conocimientos técnicos sobre los temas del derecho de acceso a la información la protección de los datos personales y los archivos. De aquí hay que aplaudir que la convocatoria permita que “Las ciudadanas, los ciudadanos y las Organizaciones de la Sociedad Civil, podrán hacer llegar propuestas, preguntas u opiniones para las y los candidatos, que podrán aplicarse durante el desahogo de las comparecencias.”
En cuanto a la octava base debe ponerse mucha atención en la elaboración del “dictamen debidamente fundado y motivado que contenga la propuesta y los criterios conforme a los cuales se determinó cada una de las propuestas…” Tal fundamentación debe dejar la menor de las dudas sobre si se habría privilegiado a alguien por su identificación partidista. Que hay que decirlo claro que existe, si entendemos que son actores políticos, vengan de la academia, el activismo y principalmente de los órganos garantes locales.
Y aquí es donde consideramos que resulta valiosa la propuesta del Colectivo por la Transparencia y México Infórmate de que se cree un “Panel de expertos para evaluar los perfiles de los candidatos” a integrar el Pleno del nuevo IFAI.
Se explica y ello parece realmente importante que, de lo que se trata es que las Comisiones del Senado encargadas de elaborar el dictamen mencionado arriba “cuenten con información robusta, oportuna y de calidad”. Dice el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua que algo es robusto cuando es “Fuerte, vigoroso, firme” Y efectivamente si la información que utilizaran los Senadores para elaborar el dichoso dictamen es “firme”, independientemente de los chiflidos, que seguro los habrá, la decisión debe ser la que por su criterio, bien informado, beneficie al país. Ojalá sea atendida esta propuesta.
En este país estamos acostumbrados a que frente a situaciones como esta las apuestas y especulaciones son lo normal. Considero que la coyuntura es propicia para trascender a ello y empezar a culturizarnos en la confianza hacia las instituciones. El senado de la república, en cuya actual legislatura hay que reconocer políticos de profesión como Alejandro Encinas, Javier Corral o Arely Gómez, han mostrado un verdadero compromiso con la transparencia; tiene el balón en su cancha y es necesario que anoten un buen gol.
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