La creación de un Sistema Nacional Anticorrupción, así como una Ley en materia de Transparencia llegan en medio de “una lógica de hartazgo contra la corrupción y decepción que tiene la sociedad ante la clase política”.

Para María Marván Laborde, expresidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), lamentablemente, escándalos como la Casa Blanca, propiedad de Angélica Rivera, la casa de Malinalco, inmueble de Luis Videgaray, o el mismo Caso Iguala, ponen en evidencia que México necesita más que nunca leyes para combatir la corrupción.

“A golpe de escándalos, México trata de seguir: si no hubiéramos tenido escándalos como la Casa Blanca, la casa de Malinálco, o el mismo caso Iguala no estaríamos exigiendo leyes contra la corrupción”, subrayó.

Al hacer un balance sobre las nuevas leyes que son discutidas por el Congreso de la Unión, en materia de combate a la corrupción, la también ex consejera del Instituto Federal Electoral (ahora Instituto Nacional Electoral, INE) consideró que, aunque la Cámara de Senadores “va tarde”, ya que dichas leyes debieron haber salido a principios de febrero, “las reformas son muy buenas”, y destacó principalmente dos virtudes: nuevos sujetos obligados y autonomía para el IFAI.

La especialista explicó que con dichas legislaciones se agrega una serie de obligaciones para todos los órganos constitucionales, lo que a su decir “dará fuerza y presencia a dichas leyes”.

Los partidos políticos, así como los sindicatos tendrán la obligación que entregar información; de igual forma, las entidades financieras tendrán que rendir cuentas.

Hoy en día, abundó, “la mejor manera de no entregar cuentas era creando un fideicomiso, y eso se está resolviendo desde la Constitución porque quedará claramente establecido, tendrán obligación de entregar información si hay dinero público”.

“Ahora no importa si el dinero está en un fideicomiso de cualquier manera tendrán que proporcionar información”, detalló.

Hoy por hoy, dijo Marván, en el país existe una “crisis de confianza”, y si bien en el pasado había la esperanza de llegar a un ciclo nuevo en la época electoral, “hoy tenemos competencia por el poder, pero sigue existiendo una complicidad en la clase gobernante”.

“Ya hemos sacado a patadas a muchos y no parece inhibir los problemas de corrupción, el cambio de gobierno no ha sido un incentivo para la clase política, no existe una ética política”, lamentó.

En este sentido, la académica aseveró que de nada servirán grandes reformas, si nuestras instituciones no tienen la capacidad para operar.

“Yo creo, honestamente, que no vamos a ser más transparentes por tener más artículos en la ley, si éstas no son operables. Hoy estamos en un sistema que está parado en varias patas: una Secretaría de la Función Pública, una Auditoría Superior de la Federación con la habilidad de investigar y la necesidad de una verdadera Fiscalía Contra la Corrupción”, apuntó.

– ¿Cuál es el escenario si no se aprueban las reformas?

“Esto  tiene que encontrar una salida, con toda la preocupación, apuntó, soy optimista, se tiene que resolver las cosas diarias, habrá que tener la fuerza, es un avance sin lugar a dudas y contra todos los pronósticos, No hay mal que por bien no venga”, dijo.

Y aunque “la transparencia a nadie le gusta, es una piedrita en el zapato con el que hay que vivir”.

Fuente: La Silla Rota