No recuerdo si lo escribí en su momento, es decir cuando concluyó el proceso legislativo que aprobó la reforma en materia de transparencia, pero sí lo declaré aun siendo Comisionado Presidente de la Comisión de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala (CAIPTLAX). Dije que la rendija que se dejaba para que el Consejero Jurídico de la Presidencia de la república se inconformara con las resoluciones del IFAI, podría convertirse en un boquete.

Me refería a que pese a los avances que se lograban (ilustraba diciendo que de diez pasos que se podían haber dado yo percibía que se dieron unos siete u ocho), todavía había amenazas serias que con las leyes secundarias (tres leyes, hay que insistir: de acceso a la información, de protección de datos personales y de archivos) se pretendiera acotar aún más el ejercicio de estos derechos humanos fundamentales e incluso no se descartaban regresiones.

Desde luego no me sumaba al coro que repetía acríticamente lo que desde el Poder Ejecutivo Federal se festinaba. Pero no por otra cosa sino por no precipitarme en el análisis diciendo que faltaba aterrizar la dichosa reforma en las mencionadas leyes, la adecuación en los estados de las leyes locales correspondientes y principalmente su implementación en la práctica.

Entonces, luego de la pomposa proclamación oficial, el 7 de febrero de 2014, se dio prioridad, y considero que en cierto modo fue correcto, al nombramiento de los Comisionados del nuevo Pleno del IFAI. De esta manera la mayor parte del año establecido como plazo constitucional (ahora violado aunque algunos con eufemismos nieguen con ello una violación a la propia Constitución; y otros no lo consideren “tan importante”, dicen, “si ello implica tener la mejor ley”) para elaborar las leyes secundarías, se fue en un proceso de selección de los Comisionados que fue criticado, de dentro y fuera del Senado, sobre todo porque al final se dio en la total secrecía para no llamarla opacidad.

Sólo después de dicha designación que lamentablemente no salió del clásico spoil system o “reparto del botín” los senadores se abocaron a una sola de las leyes generales y ahí estamos atorados.

Sí, atorados y quizá había que preguntarnos y respondernos la casi existencial pregunta de por qué.

Por lo que de manera sintética había que hacer el siguiente recuento. Como en la misma designación (bueno incluso desde la confección de la reforma constitucional) de los Comisionados los senadores habían en cierto modo escuchado a expertos de la academia y de la sociedad civil organizada, volverlos a invitar pero ahora para la redacción de las mencionadas leyes, resultó alentador. Y más de doscientas horas se dice se invirtieron en la redacción de la ley general de transparencia y hasta algunos hablaron de ese ejercicio como “de parlamento abierto”. Y parecía que todo iba muy bien, hasta que el ambiente político se hizo turbio con lo de los normalistas de Ayotzinapa, las acusaciones de presunto conflicto de interés con la Casa Blanca de Peña y el agravamiento de dicho ambiente. Así acabó diciembre del 2014 y enero de 2015, con el rumor de que a la ley consensuada con expertos estaba siendo modificada con el franco interés no sólo de dar marcha atrás con ella, sino hasta incluir medidas regresivas en conquistas logradas durante diez años.

Así, sin inmutación o pudor alguno de los senadores, se pasó el plazo constitucional y se divulgó y afirmaron las sospechas. Priistas y pvemistas por un lado y panistas y perredistas por otro han dicho desde su perspectiva porque estamos atorados. Estos últimos coinciden con organizaciones de la sociedad civil e incluso con el posicionamiento del IFAI y de la COMAIP de que no deben permitirse regresiones. Aquellos niegan estar promoviéndolas, pero aceptan que “el fantasma de la opacidad” como algunos ya lo llaman, es decir el Consejero Jurídico del Ejecutivo (e incluso el Presidente del Banco de México, Agustín Carstens) ha hecho esas sugerencias.

No soy ave de mal agüero, hago análisis y trato de ser lo más serio y objetivo con lo que digo por estudiar lo más posible para formular mi opinión. Para mí es el oficialismo quien no deja pasar las leyes secundarias. Y creo, ojalá me equivoque, que habrá regresiones, quizá no tantas como se pretende, pero las habrá. Y lo lamentable es que la oposición (no sólo la partidista) las pueda considerar males menores.

Para concluir la Contraopacidad de hoy, invito, conocer a manera de guía al respecto de lo que viene, tres documentos que deben ser observados con cuidado, las “Ocho preocupaciones fundamentales de la Ley General de Transparencia” posicionamiento que promueve el Colectivo por la Transparencia, los “Diez puntos relevantes considerar en la ley general de transparencia y acceso a la información pública” que presentó el IFAI y la “Postura de la COMAIP respecto al proyecto de la Ley General de Transparencia”.

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