En la Ciudad de México, el Metro transporta diariamente alrededor de 6 millones de personas y, a pesar de ser un medio de comunicación indispensable en la metrópoli son preocupantes las deficiencias estructurales que enfrenta. Hace apenas unos meses, en enero, se reportó un grave incendio en un centro de control del Metro que cobró la vida de un policía. Y ahora, este lunes 03 de mayo ocurrió un trágico desplome en la Línea 12, en el cual murieron 25 personas y otras 79 resultaron heridas.

Estos incidentes son preocupantes y hacen cuestionarnos sobre el estado de nuestro transporte público, su mantenimiento y su presupuesto. Los recursos públicos destinados al funcionamiento del Sistema de Transporte Colectivo Metro han ido a la baja en los últimos años. Mientras que en 2017 se destinaban 19 mil millones de pesos, este año su presupuesto fue 21% menor (15 mil mdp).

A la par de que es muy preocupante que el presupuesto al Sistema Colectivo sea cada vez menor, hay otro problema que reavivó el reciente incidente: el de la corrupción y falta de rendición de cuentas alrededor de la Línea 12. Lo ocurrido el lunes pasado es, en parte, el resultado de una obra que desde que se inició en 2006 ha concentrado muchas irregularidades y sospechas de corrupción. Prueba de ello es que, a unos meses de su inauguración, y en varias ocasiones posteriores, la línea fue cerrada para subsanar fallas estructurales de la vía, afectando a millones de personas y causando pérdidas económicas importantes para el Estado.

La mala planeación y ejecución del proyecto ha sido evidenciada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), quien ha realizado múltiples auditorías sobre la línea dorada. Por ejemplo, en 2011, un año antes de su inauguración, detectó casos de nepotismo, falta de supervisión de las obras y materiales, además de incrementos excesivos de los costos. En 2013, evidenció irregularidades en los protocolos de pruebas, en el mantenimiento del sistema de vías, y en la atención de desgaste prematuro. Recientemente, en 2019, la ASF detectó una posible afectación de 72 millones de pesos a la Federación, derivado de irregularidades en la ampliación de la línea.

A pesar de que su construcción tuvo un costo de 26 mil millones de pesos, en 2017, el propio Sistema de Transporte Colectivo reconoció que la Línea 12 tenía problemas de origen que no podían ser corregidos, por lo que debería tener un mantenimiento permanente. De hecho, desde 2014, se han invertido 765 millones de pesos para paliar sus fallas.

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Por: Fundar

Fuente: Animal Político