Nadie entiende la rendición de cuentas si no entiende el significado de no rendir cuentas. Por ello, en México, está casi en boca de todos. A los políticos les viste y a los escritores les otorga  seriedad, al grado que se ha convertido en la reina del mundo de la fiscalización; hasta agregarse en las Leyes de Fiscalización… y Rendición de Cuentas. Ahora se afirma y acepta que la Cuenta Pública es un documento de rendición de cuentas; que la Misión de Entidades de Fiscalización Superior (EFS) es fomentar la cultura de la rendición de cuentas. No obstante “que el mundo académico todavía no haya producido un acuerdo acabado y compartido sobre lo que habrá de entenderse al emplear ese concepto, ni tampoco sobre sus componentes básicos” (López Ayllón, S. y Merino, M. La Rendición de Cuentas: Perspectivas y retos, www.jurídicas.unam.mx, p.2). Sin embargo en los hechos se encuentra lo siguiente:

Por una parte se afirma, “La Auditoría Superior de la Federación (ASF) incumplió su obligación constitucional de presentar – en junio – el informe parcial de la Cuenta Pública (…) justificó que sus inspecciones fueron suspendidas desde marzo debido a la pandemia” (Incumple ASF revisión de la cuenta pública del primer año de AMLO, www.jornada.com.mx, 2 de julio de 2020). Y la otra, en Michoacán, el Auditor Superior informó que prácticamente todos los municipios michoacanos y órganos como los consejos indígenas “Durante el primer trimestre de este 2020 no presentaron información de la Cuenta Pública, así como de otros ramos. Se teme, que el segundo trimestre cierre de la misma forma (…) En caso de incumplimiento de rendición de cuentas la Ley es bastante clara (…) estarán sujetos a sanciones administrativas…” (Incumplen en Cuenta Pública, La Voz de Michoacán, 14 de julio de 2020, p. 6 A).

Así mientras la ASF decide postergar sus actividades ante la situación sanitaria inédita que demanda permanecer en casa y cuyo efecto ha disminuido el trabajo en las entidades públicas; la Auditoría Superior de Michoacán (ASM) informa los municipios incumplidos (100%) en la entrega de información, so pena de sanciones, independientemente de la pandemia. Esto más allá de la insensibilidad de la ASM y de la discordancia en las respuestas, se encuentra la ausencia e incumplimiento de la Asociación Nacional de Organismos de Fiscalización Superior y Control Gubernamental (ASOFIS) en cuanto a su  Objeto, de orientar y fundamentar las acciones de fiscalización superior. Pero también de directrices internacionales, como la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI) en cuanto a promover la cooperación y continua mejora en las EFS.

El desconcierto, ciertamente, ha afectado a la vida pública y privada. Todavía la incertidumbre priva al presentarse pronósticos desalentadores, si la crisis sanitaria  permanece meses más o tal vez años. Luego, no rendir cuentas pudiera constituir un fenómeno generalizado, permanente, e indicaría, el principio de no rendir cuentas.

Aunque este hecho viene de atrás, la pandemia solo la ha exhibido y aumentado, el incumplimiento a las leyes. Luego, ¿qué hacer en fiscalización?

Si enfrenta tres problemas:

Primero. La crisis sanitaria. Un problema exógeno de salud pública determinada por la aparición de vacunas y aplicación universal, en caso contrario, la zozobra.

Segundo. La crisis económica. También ya detonó con la revisión del Pacto Fiscal. Los municipios están en problemas hasta el grado de insolvencia. Por ello demandar un nuevo acuerdo en materia tributaria entre las entidades y el gobierno federal resulta más que lógico ante el actual escenario nacional e internacional. Más pretender aumento en las participaciones federales o modificar el esquema actual sin cambiar leyes federales que han resultado inviables, y además obstaculizan la gestión municipal, estatal, e incluso, federal. Sería un error.

Tercero. La crisis legislativa. Ante congresos envueltos en luchas políticas parece que carecen del tiempo y el espacio para analizar y reflexionar, ¿Por qué los entes públicos dejaron de cumplir con leyes y normatividades en materia de fiscalización?

Y probablemente sus intereses partidistas o particulares terminen por sepultar la actividad legislativa en México. Y sin leyes… la anarquía.

Por lo tanto, “todavía estamos lejos, muy lejos de rendir cuentas claras, objetivas, comparables, confiables y transparentes en México” (Ibídem. Ayllón, Merino, p.27). Y sí, todavía estamos lejos, muy lejos de auditar y fiscalizar de manera clara, objetiva, comparable, confiable y transparente en México. El camino para impulsar un nuevo paradigma es la opción.

¡Hacia un Pacto en la Fiscalización!

Mario Alberto Gómez Maldonado