El fin de semana pasado hemos visitado el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y al Instituto Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE) contando con la suerte de tener, en este último, a la Comisionada Dora Ivonne Rosales, como guía del recorrido.

La Comisionada Blanca Lilia Ibarra se ha hecho espacio, en los trabajos de la llamada “Semana Nacional de Transparencia” y nos ha recibido con gusto y la generosidad de compartir su experiencia.  Cosa que sin ninguna duda le agradezco de verdad.

En Cuernavaca, más que agradable ha sido la experiencia.  Es el IMIPE, confirmo, en el concierto del Sistema Nacional de Transparencia (SNT), como antes en la Conferencia Mexicana de Acceso a la Información Pública (COMAIP), un importante referente.  Principalmente me lleva a decir esto el trabajo que en materia de divulgación y promoción, tanto del Derecho de Acceso a la Información Pública (DAIP) como del Derecho a la Protección de Datos Personales (PDP), en el que mucho se han esmerado, aún con el relevo de Comisionados.  Conocí a cuatro de sus ahora excomisionados, Salvador Guzmán, Mirna Zavala, Esmirna Salinas y mi gran amigo Víctor Díaz.

No es la primera vez que digo esto. En mayo de 2013, en esta misma columna, escribía al respecto.  Por eso decidí la visita de la que hablo al principio con mis alumnos de tercer semestre de la licenciatura en Sociología de nuestra Universidad Autónoma de Tlaxcala.  El Programa Analítico de la Unidad de Aprendizaje que en nuestro Plan de Estudios anterior se llamaba “Estado y Sociedad”, ahora lo implementamos en una nueva que llamamos “Cultura, Sociedad y Derechos Humanos”.  La idea es comprender que una cultura de la transparencia es central para una sociedad democrática.  Así, enfocar el aprendizaje y ejercicio del DAIP y la PDP para analizar y comprender el derecho a la libertad de expresión, tan golpeada en nuestro país principalmente en los últimos tres sexenios.

Bajo esos lineamientos, visitar los órganos garantes en la materia en el país, es una situación de aprendizaje clave para que los jóvenes conozcan esos espacios institucionales y a sus titulares.  Personas, estas últimas, que en términos generales son como cualquier mortal.  El INAI, el Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Jalisco (ITEI), la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información del Estado Nuevo León (COTAI) y nuevamente el INAI y el IMIPE, son los que hemos visitado.

Pero regreso al título de esta reflexión.  Me entero, directamente de su responsable en el IMIPE, del aprovechamiento del programa del gobierno federal, “Jóvenes construyendo el futuro”.  Resulta que alrededor de la mitad de las personas que laboran ahí están en ese programa.  Hemos visto, estrechado la mano y escuchado a esos muchachos.  Emanan humildad y agradecen a sus tutores en la institución todo lo que les han enseñado sobre la materia.  Están en todas las áreas.  Se emparentan con los que ahí llegaron a hacer su servicio social o sus prácticas profesionales y luego ha sido reconocida su entrega al trabajo incorporándolos a la plantilla.

Son “jóvenes construyendo transparencia” les he dicho.  Salvo que me equivoque (ojalá) es el único órgano garante en el país que está viviendo esta experiencia.  Y qué importante, porque cuando precisamente estos organismos carecen de presupuesto para contratar el personal suficiente, este programa puede proveerlo, y así formar más cuadros especializados en este tema crucial para nuestra tortuosa democratización.

Tangencialmente sé de algo similar en Tlaxcala, pero desde la sociedad civil organizada, de lo que en otro momento espero hablar.

Mientras pienso que la experiencia de estos jóvenes construyendo transparencia en el IMIPE debe documentarse, y evaluarse para pensar en su reproducción en el resto de los órganos garantes locales.  En todos, sí.  Repito, porque los bajos presupuestos que en las entidades federativas se les asigna, pueden paliarse con este programa.  Quizá la ruta es, primero aceptarlos para servicio social o prácticas profesionales y luego involucrarlos más pero ya con el apoyo de “jóvenes construyendo el futuro”, de la transparencia en este caso, para finalmente incorporarlos a la plantilla ya con toda la experiencia necesaria.

Todo el personal del IMIPE se ha transformado, el viernes pasado, en una enorme sonrisa y nos han compartido hasta el detalle mucho de su trabajo.  Trabajo que insisto yo ya conocía y valoraba.  Eventos como “La fiesta de la verdad” o la “carrera de la transparencia”, merecerían reflexiones especiales.  Su Plan Local de Socialización del DAIP, es otro aspecto que habría que seguir.  Como parte del grupo, que creó, implementó y que ahora da seguimiento al Plan Nacional de Socialización, desde el SNT seguro pondré atención.

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