La cultura cívica humaniza al ciudadano, le da sentido a la vida y armoniza las construcciones sociales. Cuando se le debilita o no se atiende, la sociedad extravía su rumbo y le da rienda suelta al egoísmo ciego, aquel que se sirve de los apetitos mezquinos y se convierten en callejón sin salida, dando paso a la corrupción, pero no sólo del encargo público o del dinero, sino lo que es peor: del espíritu patrio.

La Red por la Rendición de Cuentas (RRC) entregó al Comité de Participación Ciudadana (CPC), órgano del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), una propuesta de Política Nacional Anticorrupción (PNA), ante la creciente exigencia ciudadana de probidad, transparencia y rendición de cuentas en el ejercicio de gobierno, que evite que el interés privado someta la autonomía del Estado y el ejercicio pleno de los derechos.

La directora de la Red por la Rendición de Cuentas (RRC), Lourdes Morales, explicó que la propuesta se basa en cuatro puntos, “…profesionalización y generación de capacidades; mejora en puntos de contacto entre ciudadanía y administración pública; mejora en fincamiento de responsabilidades; e identificación y desarticulación de redes de corrupción, todo ello con la participación ciudadana.”

Destaca de esta propuesta, el objetivo de eliminar los errores de una visión individualista y punitiva de la corrupción, que la desnaturaliza y aísla. El combate a la corrupción que plantea la PNA, va a contracorriente del discurso que considera suficiente la sola conducta del líder para acabar con la corrupción, ignorando que lo que se requiere, es sobre todo, que impere la coordinación interinstitucional, las acciones transversales y la cooperación y corresponsabilidad entre sociedad civil y gobierno.

El Comité de Participación Ciudadana, como núcleo rector del Sistema Nacional Anticorrupción, producto de la inequívoca conquista social, tiene como responsabilidad construir los espacios de acción gubernamental; impulsar la toma de decisiones públicas de manera horizontal y asociativista; y llevar a cabo el diseño, evaluación y promoción de políticas públicas anticorrupción; de allí la importancia que tiene su vinculación con organismos de la sociedad civil, como la Red por la Rendición de Cuentas (RRC).

La premisa central de este mandato es lograr que la Política Nacional Anticorrupción, a través de una coordinación expresa interinstitucional, revitalice las prácticas que extingan las gestiones reactivas, inconexas y fragmentadas, que han primado en el combate a la corrupción, y garantice la transparencia pública de las acciones que ejercen las instancias que dan seguimiento a las anomias de probidad del Estado.

También requiere lograr que se entienda que la corrupción es un efecto de la descomposición sistémica; y que su combate exige sustentarse en una lógica causal; de un contexto que privilegie la coordinación, vinculación y vertebración de acciones entre los miembros del CPC, los integrantes del SNA y todos los órganos del poder público; así como del permanente fortalecimiento de la cultura cívica, para mejorar y funcionalizar la relación de la ciudadanía con el gobierno.

Al respecto, se debe apreciar que la cultura cívica es la condición sine qua non para combatir la corrupción e impunidad político-gubernamental, condición que el INE planteó en la estrategia ENCCIVICA, la que advertía de acuerdo al Informe País, que el resquebrajamiento de las estructuras institucionales atravesaba por los vacíos de la cultura cívica.

El planteamiento del INE es contundente. La crisis institucional, sólo se enfrenta desde una Política Pública de Cultura Cívica, en la perspectiva de edificar una relación socio-estatal capaz de fortalecer las raíces del Estado Mexicano; donde el trabajo institucional es siempre interinstitucional, y su base de sustentación es la sociedad civil, la transversalidad de sus acciones, y el reconocimiento del derecho humano a la participación ciudadana. Todas, dimensiones de la matriz identitaria de la cultura cívica.

Si advertimos que la raíz de este Árbol de Vida que es nuestra Nación, es la cultura cívica, debemos entender que la metáfora inicia y termina en nuestro pueblo. Por lo que su defensa debe nacer desde la comunidad, el barrio, la colonia y la vecindad.

Ello implica que la Consulta Nacional para construir la Política Nacional Anticorrupción, tiene que promoverse y surgir desde las estructuras sociales, comunitarias y vecinales, como espacios públicos donde la ciudadanía exprese sus consideraciones para combatir la corrupción y se entronice la inteligencia social con la inteligencia institucional para fortalecer el orden sistémico.

Si luchamos por fortalecer la cultura cívica y brindarle el espacio transversal que proviene de la unión, el asociativismo y la horizontalidad ciudadana; venceremos el cáncer de la corrupción que hoy, con rostro de impunidad, vulnera las fibras más sensibles del tejido social y lamentablemente pudre las entrañas de nuestra sociedad.

Es imperativo tener presente que no existe identidad allí donde los valores nacionales se han perdido y la construcción del Proyecto de Nación está sometido por el egoísmo ciego de intereses particulares y sectarios.

Debemos apoyar y apuntalar la propuesta de Política Nacional Anticorrupción, que encauza la Red por la Rendición de Cuentas; impulsar su análisis crítico, y no perder de vista que el Estado nace pariendo la cultura cívica.

Aplaudimos esta iniciativa de la Red por la Rendición de Cuentas, que hoy recoge el Comité de Participación Ciudadana para trascenderla desde el Sistema Nacional Anticorrupción. Su culminación no puede perder de vista que en la génesis y razón de Estado está la cultura cívica, por ser el origen y destino de la solidez del tejido social, que nutre la conciencia y el espíritu de nuestro pueblo.

Recuperar la cultura cívica es el salto cualitativo que hará la diferencia entre un Estado reactivo a uno que prospecta el porvenir desde sus raíces.

Si somos capaces de advertir esta lección histórica, que hoy corroe nuestro sistema social, político y de gobierno, encontraremos la cura de la corrupción.

Agenda

  • Esta semana continúan los cierres de las campañas político-electorales, dando paso a un periodo de reflexión previo a la elección del 1 de julio, en la que se elegirán al Titular del Poder Ejecutivo y a los integrantes del Poder Legislativo, el Senado de la República y la Cámara de Diputados Federal, y en el estado de Hidalgo a los que conformarán la LXIV Legislatura del H. Congreso del Estado.

  • En esta trascendente jornada electoral, los ciudadanos debemos refrendar nuestro derecho al voto libre y sufragar por la opción que ofrezca seriedad en sus propuestas, capacidad, experiencia y conocimientos, y sobre todo un compromiso cierto y objetivo con las demandas de los mexicanos.

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