Los meses que cerraron el año pasado fueron una bofetada: se pactaron cambios y reformas de fondo que fueron aprobados en un parpadeo. La locomotora del sistema político arrancó con nuevo rumbo sin conectar con los vagones de la ciudadanía. Ante este escenario, el gobierno podría conectar con quienes dice representar si atiende una exigencia: la rendición de cuentas y el combate a la corrupción. Para ello se requieren no solamente nuevas instituciones y nuevas reglas sino un nuevo pacto social en donde la impunidad deje de ser un mal inevitable y exista una nueva ética en el ejercicio público. Ya se debate la creación de una Fiscalía, un órgano anticorrupción, nuevas reglas de contabilidad y transparencia, y sin embargo, la ruta que se requiere aún no termina de cuajar. Vale la pena discutirla, si no, muy probablemente terminaremos descarrilados.

Fuente: Reforma